Entre una Amina y una Lolita, hay un universo. Dieciséis años no significan lo mismo en Florida que en Iemen. Ni ser mujer, tampoco. La palabra libertad rinde distintos beneficios en Nigeria que en Holanda. La indulgencia, la comprensión, el derecho, y el castigo, también. Sabemos que existe un mundo que no alcanzamos, solo que no sabemos bien que ocurre en él, ni estoy segura de que queramos saberlo. No sé si podríamos tomar tranquilamente nuestro café con leche mañanero , ni pensar en el próximo destino de nuestras vacaciones si supiéramos que está pasando en el mismo tiempo que vivimos paseando nuestra imaginación por éste pequeño circulo arrogante, interceptado, limitado e ignorante, a kilómetros de distancia de donde nos encontramos.
Necesitamos de imágenes, letras, de impactantes estímulos que nos abran los ojos de vez en cuando para recordar que nuestra vida es como una especie de burbuja que vuela por un universo desconocido y entregado a la suerte de un capricho o una fuerza superior que no sabemos ya como nombrar ni como identificar. Dichos impactos visuales o sensoriales, nos amarran de nuevo a las entrañas de la tierra, punto unísono de partida y de llegada para todos igual, mientras nuestra voluntad desea volar más allá de nuestra realidad y nuestra buena suerte, que ignoramos manualmente. Es una lucha interior contra la fuerza exterior que se resiste a enseñarnos la realidad más salvaje, para protegernos de la mala conciencia que significa vivir aislados y alejados, y sobre todo ajenos, a una severa y adyacente realidad. Es el infierno del que no sabemos ni queremos saber ni salir.
Bon día, bon any
2 comentaris:
Bon dia. Un poco perplejo me ha dejado tu comentario, sí. Yo creo que hay tantas realidades como personas, y hay tantos mundos como grupos humanos. Y uno lo que debe hacer es intentar vivir en armonía consigo mismo primero y con su mundo luego, y si eso no es posible buscar uno nuevo en el que sentirse bien y a gusto, y asi salir del infierno. Y haberlos, haylos, mundos nuevos digo.
Al principio parecía que ibas a hablar de cuestiones terrenales... y al final te has puesto un poco metafísica.
Así que no sé, no entiendo muy bien el mensaje completo de tu texto...
Si te pones a pensar, no hace falta irse tan lejos para reconocer el sufrimiento ajeno. Seguro que la calidad de vida en Finlandia o en Japón es mucho mejor que en los países del tercer mundo... pero en estos países tan ricos y civilizados la tasa de suicidios es elevadísima.
La felicidad individual no es solo función del entorno, de lo que percibimos, sino también del mundo interior de cada cual: de las ideas preconcebidas por nuestras mentes y de la forma en que sentimos y razonamos los estímulos recibidos del exterior.
Por eso, no por vivir planeando las vacaciones o desayunando café con leche se tiene por qué ser más feliz... y no hace falta abrir los ojos al sufrimiento ajeno para sentir un sufrimiento propio.
Todo el mundo merece un respeto... incluso el sufrimiento de las acomodadas familias occidentales merece cierta consideración.
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