se pierde comba en todo si no se practica, incluso se pierde capacidad para pensar sin ensayar. Cuando no escribo podéis imaginar muchos motivos por lo que no lo hago, pero el motivo real es que no pienso. Solo cuando reflexiono soy capaz de escribir . Si no pienso no puedo escribir nada, ni tan solo dos líneas coherentes que contengan algo con sentido y ultimamente no me he dado tiempo para pensar porque los días se me escapan volando y en mi cabeza se han ido acumulando cosas que hacer, cosas que no he hecho y cosas que supuestamente tendré que hacer en los próximos días. Es un sistema extraño que tengo para organizarme y que me da algunos problemas de convivencia porque no sé como expresarme sosegadamente mientras mi cabeza está tan ocupada organizando todo aquello que me parece prioritario a corto o medio plazo y me traslada a un mundo muy mio en el que solo cabría quien pronunciara estas palabras: ¿En qué te puedo ayudar? Desdeluego, éstas mágicas palabras las recogería como valiosa prenda pero no funcionan así las cosas a mi alrededor. En mi entorno, todos somos cabecillas de algo, aunque sean cabecillas de ratón y a nadie le gusta ser mandado ni ponerse en las manos de nadie para ser ordenado, ni que sea a buscar un limón. Así que una se ha acostumbrado a organizarse en privado y en silencio y a no cesar ni interrumpirse hasta que todo está en calma que siempre es más o menos a la misma hora del día. Esta hora en la que se cae de cansancio o se abandona el cuerpo y la mente al ocio pero en que también se entrega al sueño. En estas épocas a las que me refiero, estas en las que no cabe casi nada que requiera concentración para elevarse a cierta altura y poder disfrutarlo y gozarlo al cien por cien, me reconozco insufrible. Cuando digo nada es nada. Ni leer, ni escribir, ni pensar ni por supuesto el sexo. Casi no cabe ni la comida a no ser que ésta esté servida que es casi nunca. Es como si la mente no descansara ni diera tregua mientras alertada sigue cavilando hasta que una a una, las cosas van estando en orden y resueltas. Como he dicho, es un problema a veces grave ya que reconozco como una limitación el no poder desconectar cuando desearía. Hoy, esta mañana por primera vez en muchos días, mientras caminaba, sola, he pensado de nuevo en cosas que me han preocupado durante varios días y que he ido aparcando para dedicarme a todas las demás prioridades que ocupaban mis minutos, días, semanas o meses. Y claro, se han acumulado y esta mañana han ido borboteando como agua en cañería atascada una a una: No quiero ser atropellada por una bicicleta, sería ridículo, pero en esta Barcelona siempre pionera en complicarse, es más probable que me atropelle un ciclista que un coche. El hijo de Jordi Pujol, Oriol Pujol Ferrusola, se está estrenando en sus pinitos políticos con fuerza y no sé hacia donde se canalizará dicha fuerza ya que como su aspecto, su discurso es ambiguo. No sé que puñetas hacen los medios con el chaval de Santa Coloma de Cervelló que atizó a una chica en los ferrocarrils, porque vamos, a este lo que tendrían que hacer es ignorarle, darle un buen escarmiento y mantenerle alejado de la calle durante una buena temporada para que se sosiegue en vez de tenerlo en todos los programas de televisión y radio . ¿Y que a que vino la representante ecuatoriana? Me gustaría un día hablar o escribir, humildemente, comparando a la parte más marginada de la juventud de hoy con los jóvenes de los años treinta o cuarenta , es complicado comparar, lo sé, pero cada vez que los veo apretando el acelerador de sus motos por vías cortas y repletas de peatones , cada vez que los veo con el volumen a tope metidos en sus coches o, cada vez que los veo ociosos vagando de un lugar a otro sin saber donde caer hinchándose y machacando su cuerpo con drogas y alcohol, me viene a la memoria las precariedades e historias que contaba mi padre de su época joven y de la de sus amigos. La miseria genera ideas no las machaca. Hace mucho que tengo pendiente escribir en la Vanguardia sobre el tráfico, y mientras lo he ido dejando el tema ha empeorado claramente con el tema del dichoso Ave_Manía ,entonces, lo que yo iba a escribir ya se ha dicho de derecho y del revés y no vale la pena repetirlo, así que lo dejaré para más adelante. En el país vasco el tema se está complicando o, lo están complicando y me gustaría saber quien, cuando y como se descomplicará. ¿Después de las elecciones? ¡La madre que los parió a todos! Maragall tiene Alzheimer, y esto creo que lo único que demuestra es que nadie escapa a la vejez, solo está en su mano dignificarla o estropearla, nada más. La codicia llega a tal punto que alguien es capaz de comprar niños a centenas en un país castigado y entre venas y esparadrapos meterles en un avión y entregarlos a desconocidos que los lucirán como un trofeo negro entre blancas intenciones. Un amigo decía ayer entre verso y verso que no había sido feliz desde el día que nació. No me extraña, aunque es una pena no saber o no querer evocar un mundo en el que sobrevivir. Hay que hacerlo y pensarse en éste, implícitamente y predispuesto a serlo. Feliz.

Hace falta encontrar un espacio, nuestro espacio. Y no hay que asustarse cuando alguien pronuncie esta frase que suena para algunos casi maligna: "Necesito mi espacio". Un espacio vital propio es imprescindible se comparta o no el resto de espacios en una vivienda, y si a nadie le extraña que la que cocina en casa lo tenga para preparar los sabrosos platos que todos saborearan, que tampoco se extrañe cuando esta misma persona reclama un espacio para leer, escribir, montar puzzles, tocar la flauta o cualquier otra cosa que necesite concentración o intimidad porque a la larga también los demás aprovecharán el suyo propio. En los espacios de metros limitados, muchas personas usan el baño como refugio porque normalmente es el único lugar de la vivienda que viene con un pestillo incorporado en la puerta y de este modo, al cerrar dicho pestillo, de esta manera, pueden aislarse aunque sea en este reducido y frió espacio hágase dentro lo que se haga. Conozco a personas que se pasan una hora encerrados entre estas cuatro paredes revestidas de rosa, blanco o azul celeste y emplean dicho tiempo en leer toda la prensa que no han tenido tiempo de leer durante el día. Es evidente que la intención de este compartimiento de una casa no es el más adecuado, pero a falta de otro lugar, es tan útil como cualquiera. Pero para escribir, por ejemplo, no es el lugar propio ya que llamaríamos aún más la atención si cada vez que entramos en el baño lo hiciéramos con nuestra máquina de escribir o nuestro portátil y no apareciéramos durante una o, una una hora y media. Además, estaríamos provocando un posible cisma de cuidado si no hay otro baño en la vivienda. Es imposible hacer bien algo fuera de donde normalmente estamos acostumbrados a hacerlo y lejos de los objetos que nos ayudan a situarnos en escena aunque no hechemos mano de estos solo que para dirigirles alguna que otra mirada de vez en cuando. Nos hacen compañía y ayudan a concentrarnos de la misma forma que el televisor, la radio o alguien hablando nos distrae y desconcentra. Así pues me declaro defensora de los espacios propios aunque siga sonando dicha reivindicación para algunos como una amenaza. No lo es. Es una necesidad, es un derecho, es la manera más pacífica de vivir y dejar vivir. A ratos.

Es una mañana cualquiera pero con la particularidad que hoy te espera, o eso pensabas, más trabajo porque has de desmontar y montar un traslado. Nada particular si no fuera porque llevas años montando y desmontando traslados y empiezas a estar hasta las narices de tu propia indecisión. Tampoco no es que tu entorno más próximo te ayude mucho en la tarea de decidirte porque hoy dice A y mañana puede defender que era B como si nunca hubiera sido A. Y no es la falta de confianza en la mudable opinión de quien opina sobre lo que tu dudas y del que esperas ayuda , no, es precisamente que con los años ya has captado que lo que tu decidas estará más o menos bien decidido a no ser que decidas justo lo contrario de lo que él piensa, que es realmente lo que quiere decir aunque no sepa o quiera expresarlo con argumentos solidos y estos acaben siendo una caprichosa opinión que no ayuda ni sentencia. El día de hoy, es de aquellas mañanas típicas de otoño. Un aire fresco remueve las secas hojas de los árboles y las empuja hasta hacerlas caer sin que ofrezcan resistencia sobre el asfaltado suelo llenándolo de muchas hojas caídas que todas juntas suenan para quien escucha como si alguien, expresamente, hubiera compuesto una apacible melodía. El sol, luce en todo su esplendor y hace destacar aún más los contrastes de éste paisaje tan cercano a la ciudad que parece haber quedado absuelto por alguna razón casi misteriosa del deterioro urbano. Es un día espléndido en casi todos los sentidos, sino fuera porque mientras te preparabas para levantar tus pies triunfantes de la cama para ducharte e ir a comprar algo para desayunar en la pastelería que mejor hacen los croisants en esta zona, una llamada de teléfono te lo ha cambiado en décimas de segundo. Así es la vida: cambia en décimas de segundo y no avisa. Si al menos avisara, las horas anteriores nos las pasaríamos preparándonos para lo que ha de venir. Como cuando salimos de viaje y nos disponemos a poner en la maleta todo aquello que creemos nos hará falta y deshechamos lo que intuimos no necesitaremos. Si supiéramos lo que ha de pasar de aquí dos horas, dos días o dos meses, nos prepararíamos para encajarlo de la mejor manera que supiéramos. Pero al no funcionar así las cosas que suceden en la vida, hay que recurrir a todo lo que nos haga hacer más leve el daño que sentimos en un determinado momento. Escribir, es una manera de afrontar un dolor, no de solucionarlo. Las lágrimas, los nervios desbocados, la rabia, sirven también de descarga emocional, pero no en la misma proporción ni del mismo modo. Y como tienes fe aunque no sepas de donde carai te viene dicha fe,si de un Dios ,de un gen o, de una estúpida neurona fuera de lugar, como a veces sientes una especie de corazonada que se resiste a resignarse que las personas que quieres se vayan de tu vida para siempre porque aún no te habías preparado para ello, lo dices y lo relatas como puedes una radiante mañana de octubre