Yo, soy frívola muchas veces, tanto, que soy capaz de reírme ante el disgusto y narices de alguien muy enfurecido , o de irme a la peluquería a cortarme el pelo cuando debería estar aprendiendo inglés, francés o cualquier cosa que fuera parte de un proyecto u objetivo más ambicioso. Soy baladí cuando me compro ropa para un viaje o mis sueños se reducen a un placer esporádico que casi siempre se salda entre dos segundos y quince minutos, depende. Lo soy también, cuando me siento contenta de que la mano de un político catalán ya mediático e instalado en Madrid estreche la mía, haya curiosos observando la escena y me siento fugazmente la Boina Azul, de Ros. Lo soy, cuando me pongo a escribir sin saber de qué o el por qué por el puro placer de hacerlo y esperar que alguien lo lea sin mérito por mi parte, o cuando miro un programa basura por el simple deleite de mirar por la rendija del aparato parte de estas miserias que son como las mías pero mucho más retorcidas y extravagantes. Pero hay ocasiones que la frivolidad de otros me molesta en grado extremo, hay veces que no me queda otro remedio que sentirme la abanderada de algo que me queda lejos pero que siento a dos pasos de mi. Hay ocasiones en las que no puedo hacer otra cosa que arañar un comentario que además de frívolo es irresponsable porque éste puede complicar la existencia de una, dos, tres o cientos de personas si no hay alguien que lo desgarra. Dicha rasgadura cumple únicamente la función de enfrentar con su opinión casi anónima, al perro que ladra asustado mientras otros se unen a éste sin otra intención que defender una causa que no es la suya pero con la que se amistan por distracción o celo, pero sin razón ni motivo. Hay veces, que este comportamiento tan afincado en mi y que no consigo soslayar del todo, tiene suplemento, y hay otras, las más, que no. De todas las veces que me he enfrentado a frivolidades de éste tipo o de otro, casi nunca he sacado nada sino el puro placer de rebatir y no dejar que ésta estuviera sola y soberana campando a sus anchas quien sabe dónde y cómo. Quizá sea una más de mis vanidades, quizá sea solo una ingenuidad adaptada a mi talante, a mis sueños, a mis delirios que casi nunca se hallan en una cazuela ni en un ovillo de lana. Sea lo que sea, casi nunca cumple su cometido pero a veces, obtiene regalo y sorpresa. Hoy, es ésta:
Gràcies
de l'Otger. Dedicat a totes les dones i persones que no busquen la paritat, sino la justicia
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2 comentaris:
Zorionak! Me alegra que de vez en cuando esta afición tuya te reporte tanta felicidad... fins aviat.
bueno, es una felicidad muy pasajera. Fins aviat
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