Hoy en día, una niña de 15 o un chaval de 16 tienen su propio criterio, aunque sea limitado. Antes, el único criterio que teníamos era el que absorvíamos y visualizábamos en nuestro hogar que entre cosas buenas, también incluía al miedo. Miedo en el qué habíamos crecido hacia todo lo que venía del exterior: a las brujas, al hombre del saco, al demonio, a los guardias civiles, a un Cristo enorme, a pecar, a hablar en nuestro idioma,al sexo, a casi todo en definitiva... Un día, nos hicimos mayores o eso creímos y aceptamos responsabilidades que no tocaban o por las cuales no estabamos preparados. Nos casamos, algunos, por aquello de estar enamorados (¿quien no se enamora a los quince?) y también por lo otro, que era ver en el matrimonio a uno de los pocos escenarios donde parecía haber libertad de acción y más tarde, en ocasiones muy poco más tarde, llegaban los hijos y con su llegada nos olvidábamos de la libertad, la nuestra y la del resto de humanos, para dedicarnos en cuerpo y alma a su sano crecimiento y educacíón obviándo también que nosotros, su padres, aún estabamos sin educar. Entre extensos horarios y mucho trabajo, recorrimos mentalmente las mejores opciones para ellos y nos quedamos muchas veces en la puerta de entrada atrapados por un miedo feroz que paralizaba las ideas y que no entendíamos pero había calado hasta los huesos y por ignorancia no habíamos superado.
Asi me quedé yo un día en el despacho de una escuela que me había atraído por su ideario pedagógico y a la cual fui a visitar como primera opción cuando Meri tenía tan solo tres años. Me atendió una amable y pacífica señora, recuerdo. Pero al fondo a la derecha, colgado en la pered, había una fotografía de una persona que en aquella época, a los ignorantes, nos habían vendido como una persona de la que cuidarse. Era, LLuis Maria Xirinachs. Y a pesar de todo lo bien que me pareció todo lo que no sabía pero intuía, desistí de afrontar el riesgo por si las moscas era verdad todo aquello que se decía y no sabía de que lugar ni de qué fuentes había salido pero había corrido como la pólvora e impregnado nuestro pensamiento en mi época, en la tuya, quizás.
Fue mucho más tarde, demasiado tarde para cambios, cuando entendí que lo que hemos aprendido y lo bueno no están siempre relacionados, de hecho casi nunca van de la mano. Pero claro, para ciertas cosas ya era un poco tarde. Se había perdido éste tren como tantos otros por culpa de la mala leche, el interés y la maldad de algunos. Pero sobre todo, por la ignorancia.


otra de Otger, para LLuis MªXirinachs:

Deia, parlant de Gandhi, Sir Winston Churchill que “aquell homenet escarransit, vegetarià, i vestit amb bolquers era un ximple.” Peró que la seva ximpleria podria fer perdre un Imperi i sobretot la Joia de la Corona. Opinava també que fàcil seria eliminar el problema. Mes Churchill era un gran politic, i sobretot un gran home. I és va negar a passar a l’historia com un altre Ponci Pilat.

Algú, molt jove, em va preguntar quin era l’ideari de Mossen Xiri, com li deiem els dolents, aquells que duiem cua I banyetes.

Doncs bàsicament el seu era l’ideari d’un jove palestí de fa dos mil anys, un tal Jesús de Natzaret, i la seva vida, més o menys ben escrita recull un llibre que encara és un exit de vendes, peró que poca gent llegeix.
Els EVANGELIS (sobretot el de Joan.)

Això, mes una mica de John Lennon i un molt de Pere I dit el Catòlic que morí defensant el seu poble davant els murs de Muret, malgrat tots fossin heretges càtars fins la mort.

Déu n’hi dó quin ideari més complert.

Pau, Amor, Llibertat, Indepèndencia. Hi ha qui en tingui més d’ideari?