Ayer, dieron los datos sobre el nivel de contaminación en Barcelona. No hacían falta, porque eran del todo previsibles, pero puede que si hiciera falta darle a la evidencia un empujón mediático porque los ciudadanos que vivimos en Barcelona y alrededores, actuamos cómo si los ignorásemos y de esta manera nos tocan un poco más las narices a todos con algo que por fin, vale la pena. Hasta hace poco, era defensora de anular los peajes de las autopistas que rodean Barcelona, ahora, todo lo contrario. Las pocas veces que utilizo el coche para ir a la ciudad o salir de ella (el tren es una maravilla aunque a veces, falle) siempre a primera hora de la mañana, contemplo sorprendida las largas colas de coches que se dirigen curiosamente: hacía el sur los que vienen del norte, y hacía el norte los que vienen del sur. (Todos ellos, con un máximo de dos personas por automóvil, en la mayoría de casos, con un solo ocupante) y me pregunto si la gente sabemos contar, si sabemos elegir. También me pregunto si todas estas personas que en masa han decidido instalarse a las afueras de la ciudad para conseguir una mejor calidad de vida, la han conseguido. Por lógica, creo que no. En apariencia, puede que sí ya que normalmente siempre explicamos maravillas a los demás cuando en el fondo estamos hasta los ovarios de una determinada situación (ni que solo sea para chulear ante quien nos pregunta) . En cualquier caso, viendo éste espectáculo diario de coches casi desocupados que se dirigen unos a trabajar justo al otro lado de donde viven o, llevando a sus hijos a la escuela situada kilómetros de su hogar o, el resto, de paseo por la ciudad, tengo claro que los peajes de las autopistas catalanas, sobretodo las de Barcelona, son un regalo. Así que solicito a los responsables un aumento del 300% sobre las actuales tarifas (este país es capaz) Los que vivan fuera de la ciudad y trabajen en la ciudad, que paguen si quieren ir en coche privado. Los que vivan en la ciudad y trabajen fuera de esta, que paguen si no quieren ir en tren. Los que vivan fuera y solo vengan a pasear a la ciudad, si lo hacen en su coche, ¡que paguen.! Paguemos mucho más por invadir terreno ajeno de manera irresponsable y compulsiva. Al menos, si pagamos y pagamos bien, Barcelona lo agradecerá. Al menos, si Barcelona y los ciudadanos que viven en la ciudad han de morir intoxicados por estas máquinas conducidas por imbéciles que no son capaces de desprenderse de ellas mientras van acumulando celulitis y colesterol que en otro momento intentaran rebajar en un gimnasio, al menos, que sean estos imbéciles los que paguen y engorden sus arcas para que esta reluzca contaminada pero hermosa. Al menos, que sean los otros imbéciles, los que aun viviendo dentro de la ciudad se escapan todos los fines de semana a por setas o, siempre a la misma hora a buscar sus lejías y gaseosas a los grandes centros comerciales, que paguen. Que paguen todos los inútiles que para distraerse han de hacerlo a kilómetros de donde se encuentran y cuando están dentro quieren irse fuera o instalados fuera quieren divertirse dentro. Paguemos todos, mucho más todos , porque suicidarse y matar a tan bajo coste, me parece además de indigno, ridículo.
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