Tenía tan solo tres años cuando una noche antes de dormirse, preguntó: ¿Y a donde iríamos si hubiera un terremoto? -Pues, no lo sé, depende - respondí-. Yo si lo sé - contestó, enseguida-. ¿Donde? -le pregunté- Tendríamos que subir a un avión.


Según el autor del libro Generación Einstein, Jeroen Boschma, se avecina un cambio profundo en el que no habrán confusos laberintos ni discursos insostenibles . El mundo no está perdido aún, o lo está pero antes nos dará un largo respiro que vendrá protagonizado por jóvenes que hoy rondan entre los quince y diecinueve años de edad. No sé que pensará el cabeza numero uno de los católicos (el Papa) que condena abiertamente la relatividad y nos aconseja instalarnos entre el miedo y la fe , o no sé que pensaría uno de los románticos más ilustrados (Rousseau) al respecto, que aseveraba que el hombre siempre acaba destruyendo la obra de Dios. Ellos y ellas, prestaran atención únicamente a lo que les importa y lo que les importa será su motor de vida sin caer en diversas trampas que hemos puesto en el camino las generaciones anteriores. Tendrán que prestar atención a los pronósticos de Boschma los maestros en el arte de enredar y engañar, los predicadores y vividores, los demagogos y catastrofistas. Muy pronto, el humo no será rentable.

Es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación reglada (Einstein)