Sueños y fantasmas

Adivinó de manera súbita, toda la crueldad que solo puede ser superada por el silencio. ¡Háblame tú de guerras frías! -pensó- Sabes mejor que nadie como empiezan y como terminan. Eres una autoridad y un ilustrado en éstas, y yo, aunque no siento haber sido tu víctima, puedo aparentar serlo para tus ojos.
Si tienes algo importante que comentar, hazlo mañana – se rogó a si misma antes de decidir no responderle-
Podría hacerte llorar o reír, podría hacerte sufrir o estallar de encanto, si quiero. Podría reducirte a poco más que a una insignificante sabandija, si me lo propongo. Pero, tranquilízate, seguiré inerte y en silencio, seguiré siendo la cándida pero descarada que descendió hasta tus bajos haciéndote sentir más hombre que ninguno cuando serlo solo estaba en tus sueños, y tus sueños, al igual que tus hombradas, son pequeños. Al fin y al cabo, puedo ser lo que quiera ser en ésta cruel y fría guerra, que tú emprendiste. Tú, sigues siendo el general y yo, una simple soldado. ¿Puedes tú decir lo mismo? Tu mandas, yo acato .Tuya es la carga, mío el tiempo. Los dos estoicos, imaginando.

De nuevo, el silencio. No hubo respuesta ni en sus pensamientos. Había cerrado el grifo de la fantasía y encerrado ésta en un lugar hosco, donde ya nadie pudiera descubrirla ni estimularla. Pero la Bestia, seguía allí, golpeando la puerta cerrada a cal y canto torturándola desde su refugio. Cuando despertó, inquieta, comprobó que las cortinas estaban en su lugar, las lámparas bien sujetas a la pared, la colcha que la cubría seguía siendo rugosa y mullida; el vaso, el libro, las gafas y, aquel mando a distancia que solo le ofrecía el poder de un imperio extraño, seguían estáticos en el mismo lugar que los abandonó y, también descubrió muy cerca, una vez despejada, la cálida sensación de abrigo que no hallaba en sus extravagantes sueños. Respiro aliviada. Se levantó sin encender la luz, se enfundó las zapatillas que tampoco se habían movido del sitio y saliendo sin hacer ruido de la habitación, descendió los cuarenta y ocho peldaños de la escalera que la conducía al sótano. Allí, entre viejos libros aposentados en estanterías de carcomida madera y otros, aun encerrados en viejas cajas de cartón esperando a ser liberados, a la suave luz de la pequeña lámpara se sentó en aquella silla que había sido de su abuelo y que conservaba aún. Desenfundo por segunda vez en menos de doce horas su máquina de escribir y ésta vez sin compasión, retomó su relato mientras golpeaba con energía y precisión las alineadas teclas hasta que amaneció. Lo había hecho, había definido su mayor pesadilla.
Se levantó de la silla, arrancó las dos hojas escritas de su máquina de escribir. Encendió el mechero, apagó la lámpara, encendió un cigarrillo. Se olvidó de las dos hojas de papel. Subió los cuarenta y ocho peldaños que la separaban del piso de arriba después de haberse asegurado que la puerta del sótano quedaba bien cerrada, a cal y canto . Entro sin hacer ruido en la habitación, liberto a sus pies de las zapatillas , se metió en la cama. Volvió a asegurarse de que las cortinas estaban en su sitio, la lámpara bien sujeta en la pared, el mando del televisor en el suelo, el libro y las gafas en el mismo lugar. Se cubrió con la misma colcha. Cerrando por fin los ojos, sonrió al especularse en aquel inaudito sueño que había conseguido relatar, sonrió al pensar en aquel mundo que no concebía ni deseaba juzgar pero que la inducía hasta aquellas pesadillas. Se durmió

4 comentaris:

Anònim ha dit...

LO UNICO NO ESTATICO QUE ALLI HABIA ERA ELLA Y SU IMAGINACION PLASMADA EN ESAS DOS CUARTILLAS, LO DEMAS SOLO ES UN ESCENARIO DE LA VIDA, QUE CAMBIA TAN SOLO CON DESEARLO, Y SU SER ESOS RECUERDOS ENCERRADOS EN LAS ESTANTERIAS Y CAJAS...

OTROYO

rosa ha dit...

bueno, es una posible versión. Gracias por leer ;)

Unknown ha dit...

¿Qué es esto? No entiendo nada... Kisses.

Anònim ha dit...

CREO QUE EN TODO HAY MUCHAS VERSIONES, TANTAS COMO PERSONAS LO LEAN, DE AHI EL ENRIQUECIMIENTO DE LA LECTURA, Y MEJORAMIENTO DE LA ESCRITURA.


OTROYO