La voz de la acreditada psicología aconseja que a los niños, no hay que protegerles en exceso ya que de hacerlo, podríamos crear inseguridades en ellos inútiles de las que les costaría desprenderse de mayores y les barrarían la traslación hacia la madurez. El niño de Huelva, ya adolescente, que gracias al TSJA no asistirá a las clases de Educación para la Ciudadanía, debe sentirse feliz de que sus padres hayan ganado la cruzada por él. O al menos, serán sus padres los que deben sentir esta felicidad que da vencer una penosa estratagema. Junto a estos padres hay otros padres de Málaga y Cáceres que se han unido a la objeción y al derecho de que sus hijos e hijas no sean adoctrinados, dicen, bajo ningún concepto ni pretexto. Lo que en principio y cogido con pinzas podría ser una alegoría a los derechos, me da la impresión de ser una rebuznada magistral por parte de los padres bendecida por la justicia, que ya sabemos que a veces, es indebida. Aunque la prestigiosa psicología recomienda el no exceso de proteccionismo, cierto es mirado desde la experta practica, que a corto plazo el exceso de proteccionismo da a estos padres e hijos resultados y satisfacciones, que, por un lado se sienten protegidos y reforzados, y por otra, libres en su cuartelillo donde casi siempre manda el nene grumete, directa o indirectamente. Ya llegará el día que descubran unos y otros, las desventajas y desventuras de tal incoherencia y entonces, serán ellos también los que reclamaran salvavidas a los mismos que hoy sitúan en un punto de mira, sospechosamente incorrecto. Proteger a adolescentes de dificultades, es mimbar sus defensas ante estas cuando estas dificultades sean más y mayores y no hayan padres, tribunales ni dioses absurdos para echarles una mano. ¿Y ahora qué? Me pregunto. Una vez obtenido el derecho de que sus hijos se ausenten de ésta clase porque a ellos les sale de los cataplines, ¿que piensan hacer y qué esperan demostrarles? Si siguen reclamando con la misma fuerza todo lo que alrededor de sus hijos les adoctrina para mancillar su criterio y les perjudica éste, les estarán dando un claro ejemplo de no subordinación, si por el contrario, ha sido un capricho ideológico por parte de los padres llevado a los extremos y se queda ahí, les estarán dando un claro ejemplo de debilidad, aunque, tardarán muchos años en verlo y costará lágrimas de sangre reconocerlo.