No deberíamos, por nuestro bien y el de quienes amamos, quedarnos instalados en una única idea, en una sola imagen, en un solo lugar ni en una sola persona. De hacerlo, sufriremos nosotros y haremos sufrir más de lo necesario a quienes nos aman y necesitan temporalmente. No hay nada más destructivo y punzante, incluso si pensamos que es el gran amor que nos inspira a tal inclinación, que el sentimiento de dependencia que nos desvía de la realidad y nos conduce a la anulación de nuestro yo y nos aleja del intento de distinguir muchas y diversas posibilidades de nuestro alrededor.
Apasionarnos, impacientarnos, dudarnos, enrabiarnos, todos sabemos lo que es y todos podemos controlar estas emociones que aunque humanas y lógicas todas, no son más que descargas pasajeras que casi nadie nos ha enseñado a controlar adecuadamente o a tiempo y que llevadas a extremos, no hacen más que dramatizar un aprendizaje ineludible.
Enseñar a pensar no es nada fácil, aprender a pensar es mucho más complicado todavía. Pero nada de las dos cosas se encuentra lejos de nuestro alcance y es por ello, solamente, que vale la pena intentar hacerlo y hacerlo bien.
No hay formulas mágicas para pensar bien, hay formulas que ayudan y ayudantes que lo hacen responsablemente. También hay errores, algunas veces bellos errores que efímeramente nos puede parecer una ayuda pero que simplemente nos acompañan en esta especie de paralización emocional en la que solos, nunca deberíamos olvidarnos de ello, y creyéndonos velados por un sentir superior y digno, hemos decidido instalarnos.
Y como las formulas para desinstalarnos de lo que nos hace dependientes a una idea, a un lugar o a una persona, no son mágicas ni siempre detectables a simple vista, habrá que dejar que sea el tiempo quien nos ayude a encontrarlas o nos las ofrezca mientras vamos aprendiendo el duro trance de lo que significa resistir.

Si hemos resistido a la pena de un abandono, si hemos resistido al desasosiego que sentimos al alejarnos de algo o de alguien, si hemos aguantado la decepción que significa distanciarse de una idea que nos ha tenido atados fugaz o prolongadamente en un tiempo, descubriremos dos cosas, una, es que hemos sabido confiar en nuestra fuerza y en la de otros; la segunda, que hemos crecido y que crecer nos aporta tranquilidad y paz. No hay formulas garantizadas que nos aporten al menos, rápidamente, dicha seguridad y nos ofrezcan a la vez que descansamos en ella, nuevas ganas de experimentar sucesos y capacidad para, de nuevo, sentirnos encantados y poder disfrutar de emociones extraordinarias que son, al fin y al cabo, las únicas que nos hacen sentir totalmente vivos, pero una primera formula seria entender cuanto antes mejor, que estos contrapiés, los ya superados y los que nos quedan por superar, no los hemos descubierto por primera vez nosotros ni están ahí únicamente para nuestro goce o desdicha, si no, que se han cruzado en nuestro camino para darnos la oportunidad de aprender algo, cualquier cosa, imposible de adivinar en el momento que la vivimos, que nos será útil en nuestro futuro porque éste será, al fin y al cabo, será, ni más ni menos, la lección que nos está brindando nuestro presente. Nada menos que un cúmulo de situaciones, lugares y huellas humanas establecidas a nuestro gusto y criterio, pero, todas transitorias, con el único propósito de enseñarnos a vivir, a comprender, a traspasar vallas hasta poder alcanzar la sabiduría necesaria para hacer el gran salto a un abismo, quizá por fin, satisfactiorio.
Para enseñar a pensar y aprender a hacerlo, no hay fórmula maravillosa ni infalible, solo existe la posibilidad de conseguirlo a base de un duro entreno. Entrenarnos en el arte de hacer, de pensar y de soltar, en este orden. Y tener en cuenta que en el momento de soltarlo, por más que duela hacerlo, cerramos una ventana y abrimos otra a la lección, a la calma y de nuevo a una mano abierta que nos hará y será nuestra compañía. Nunca nuestra salvación.


Cuando un ser querido sufre, sufrimos, pero, mejor o además de sufrir con él, será mejor que intentemos pensar y hacerlo bien porque él no puede en éste momento.

Bon día