Prescripción:

alguien lo ha confesado antes, y alguien lo ha expuesto científicamente, mucho después: Los tímidos, tienen un elevado sentido de la responsabilidad, llegándose a creer, en algunos casos, que el mundo gira a su alrededor y esto va canalizando este sentir en una timidez que impide expresar y bloquea muchos actos porque los consideran fracasados antes de comenzarlos.

No queda otra que reflexionar en ello porque algo hay de verdad en estos mensajes que han llegado por distintos motivos y para nada afines y en los que se percibe un reflejo que pasma. Y tantos años de intentos, son muchos años para rendirse a parte de esta timidez que tantas cosas ha negado antes de emprenderlas. Solo, una vez en la memoria, venció la osadía al miedo y se arrojo tras algo sin pensar en las secuelas. Sin que estas la superaran, al menos lo suficiente, para bloquear aquel impulso que persiguió, no a escondidas, una locura inolvidable. La timidez, puede que impida actuar, pero cuando la timidez actúa, resuena hasta en Sorna. Y aunque no haya sido una vida excusada de otras locuras, ninguna sonó tan fuerte y asumida como aquella que no explico una vida de locura, no. Ni termino con la sensatez, la timidez o con resquicios de narcisismo, como tampoco alivio posteriores delirios que llegarían o deberían llegar. Solo manifiesto, en cualquier caso, que el problema existía. Demasiados años con sus respectivos esfuerzos, para no seguir intentando superar parte de este encogimiento y escribir, por ejemplo, sabiendo que es uno de estos pasos que siguen solicitando un gran esfuerzo, porque asumir un rol ilógico por una parte, e insostenible , por otra, no siempre tiene sentido y algunas veces refleja una angustia que quisiera seguir encubierta . Solo, el mero hecho de saber que hay una persona atenta, proyecta un compromiso aterrador pero al mismo tiempo seductor. El miedo, se traduce en largos silencios cuando no se consiguen superar y esconden lo que nunca ha estado expuesto por terror a que alguien descubra algo que sigue siendo un misterio hasta para quien lo lleva a cuestas. Y vienen a la memoria sentencias honestas que han dado algunos amigos y amigas, que han sido rechazados no por desacertados, sino porque eran juicios que tenían que alejarse del camino que conducía a la meta. Validar los esfuerzos ajenos, es también otra voluntad que hay que incluir en la mochila de los arduos intentos. Estos, si no, podrían desaparecer por falta de estímulos, aunque habría que saber buscar la manera de hallarlos en algún lugar más propio y profundo y reflejarlos de algún modo, modestamente. Hay días, que todo se divisa gris y furtivo como el mismo cielo que tapiza las codicias o los pasos. Hay días, que todo parece abrirse lentamente y emana esa luz que franquea imposibles. Aunque no haya nada que manifestar, la búsqueda asoma y se convierte en un paso más. Un paso adelante hacia un camino que indica que el fin está más cercano que ayer, pero sigue lejano.


Mejoras , si: Lo intentas, te olvidas de que alguien observa, te imaginas nadie, observas esfuerzos ajenos y los reconoces. Inventas un objetivo.