Esta mañana, después de leer un comentario del profesor Colomer en el que explicaba que Ramón Calderé, ha tenido que pasar una noche en prisión y abonado una considerable multa por haber agredido a un miembro de la benemérita que le soltó en Sangonera, barrio de Murcia, eso tan original de “catalán de mierda a ver si dejáis de robarnos el agua”, he caído en la cuenta de que 70 años no son nada. Y he sentido que la vida es un soplo, y que si, siguen sucediendo cosas que coinciden con hechos que sucedieron ayer, hace nada menos que setenta años. He recordado de nuevo el rostro de mi padre explicando aquella vez durante el servicio militar, que le pilló en plena guerra civil, y en que fue encerrado en el calabozo por haber abofeteado a un superior que no recuerdo si era sargento, teniente o coronel cuando el era un simple soldado. Es muy probable, que si en aquella ocasión, época un poco mas complicada que la de hoy pero no mucho más, cuando aquel superior le soltó en la cara lo de “maldito rojo perro catalán”, no hubiera hecho nada y se hubiera quedado callado, pasivo y frio ante aquella desacertada ofensa, el, mi padre, no hubiera sido retenido siete días en un calabozo, pero es muy probable también que, como dice el tango, su recuerdo se hubiera detenido en el mismo instante de aquella ofensa. Gracias a su habilidad salió tocado pero ileso. O puede que fueran los siete días de aislamiento que pasó en aquel calabozo en los que debió pensar, lo hizo y dio con la respuesta que lo salvó de un castigo más severo, posteriormente, cuando al ser interrogado sobre lo sucedido y tuvo que explicar el por que de su agresiva reacción, dijo: Mi capitán, no he podido resistirme a la ofensa porque yo, no soy perro ni rojo. Y a pesar de que en su camino se perdieron algunas ilusiones, ideales y esperanzas, su olvido no destruyó su andar ni su memoria, tampoco. Su corazón, guardo aquel recuerdo que guardo yo, igualmente, como un tesoro porque supo que seria toda la fortuna que poseería en la vida. Y durmió tranquilo, sin temer a las noches pobladas de recuerdos que invadían su soñar hasta que llego su ultima noche. Paga, Calderé, paga y duerme tranquilo.
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