Puedes observar como todo depende de un momento, de un ligero movimiento, de una simple decisión que acaba en un insignificante acto del que quizá pueda depender una historia. O al contrario, de no actuar ni en el más ligero de los movimientos, algo que pudo ser queda en nada. Se trata de nuestros gestos, de unos insignificantes corrientes que creamos sirviendo a una orden de nuestro cerebro los que hacen mover al mundo y que este a veces, se mueva de una manera tan absurda o tan maravillosa. Si pruebas a no hacer nada, verás lo que explico. Un día determinado, estas apunto de mandar un mensaje, lo elaboras en tu pensamiento, lo escribes y, a la hora de destinarlo, te detienes y lo guardas o destruyes. Pasan unos cuantos días, examinas lo que pensaste y escribiste en una hoja de papel, buscas en tu memoria o lo rescatas del cajón y lo lees. Te das cuenta de que quizá todo aquel contexto era fugaz . O, sencillamente, de escribirlo en este mismo instante, lo harías de otra manera y con un contenido emocional distinto. Prueba a escribir emociones diferentes en sitios diferentes. No hagas nada después de escribirlas. Deja pasar un tiempo, no sabría decirte cuanto. Pasado un lapso razonable, busca en aquel conjunto de palabras ordenadas lo que queda de él dentro de ti. Puede que descubras que no queda casi nada, puede que siga vigente y sientas que sigue azotando algún impulso en tu interior y, puede hasta que te hayas olvidado completamente de que un día fuiste capaz de expresarte así como te indica lo que acabas de leer. Como no hiciste más que guardar aquello que sentiste y expresaste, todo queda reducido en una curiosa anécdota. Si lo hubieras destinado a alguien, hoy, el mundo de alguien sería un poco distinto y haría del mundo que le rodea, un mundo minúsculamente diferente. Pero sellaste tus impulsos en un punto en el que nadie puede sospechar de que algo existiera. No has hecho que nada cambie porque has decidido detenerte e inmovilizar algo que bien podría estar aun en movimiento y hacer sacudir demás mundos. No haces nada, por lo que tu pequeño gesto nada sacudirá y nada hará cambiar para bien ni para mal.
Son ideas contenidas para suspender distintos pensamientos y emociones, decisiones y hechos que un día quedaran sepultados en el país del olvido y que nadie podrá descubrir jamás porque tu así lo has decidido en un leve gesto que has detenido.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Es tan sencilla y complicada tu reflexión..como sencillo es el gesto de abrir el grifo de una fuente, y compicado, el saber cerrarlo a tiempo para no desaprovechar el agua innecesaria.

Me paré por aquí, me paré a pensar en lo escrito por tí .

Un saludo..

Xanna

rosa ha dit...

gracias por deternerte un poco aqui

hasta pronto ;)