Enfocando

Siempre he mirado dirección arriba, antes, `por pura obligación, después se convirtió en costumbre. Cuando hago fotografías, casi siempre es desde abajo. No es lo mismo poner el objetivo en dirección al cielo que ponerlo rumbo al suelo. Si miras donde estas, o más abajo, veras igualmente realidades, pero casi siempre desagradables. Ni las flores de un almendro ni a una mujer que tiende su colada. En el suelo, o por debajo de su superficie no hay más que lo que no hemos sabido aprovechar o no se puede aprovechar, y lo que se olvida. No es que los deshechos sean inservibles porque de ellos se alimentan otros seres, los insectos que nos acompañan, por ejemplo, ayudando de esta manera a mejorar nuestro ambiente, solo es que ya los tenemos a ellos, avispados seres, oledores en la distancia, formas de especie veloces y pertinaces que no vacilan en ir en busca de lo que se ha rendido. También, hay expertos en buscar ruinas y examinarlas para explicar cosas de nuestro pasado que ignoramos, pero, para eso son profesionales en escarbar y ahondar en lo infrahumano. Dejémosles a ellos dicha tarea. No tener una gran estatura tiene sus ventajas. Una, es la de tener que mirar de abajo arriba y no de arriba abajo. A veces, mucho tiempo atrás, hubiera deseado crecer mucho más para que no me confundieran con la eterna criatura de la cabeza alzada qué casi nunca incide en nada pero siempre mira. Levantar el dedo, solo funciona en la escuela y has de saberte la lección antes de alzarlo. Un día, dejé de pensar en la estatura como una ventaja y me olvide de mi metro y poco para concentrarme en unos enanos. Ellos, si crecerían. Me olvidé de la talla vertical y comencé a concentrarme en la talla interior, la mía, y la de todo lo que me rodeaba. Había dejado de tener importancia mi estatura y empezaba a tenerla la suya en todos los sentidos. Mis fotografías, que son muchas, siempre acostumbran a contemplar las alturas hasta donde llega mi objetivo. Cielo, nubes, estrellas, árboles, escenas cotidianas…Hasta una figura humana luce más enfocándola desde esta perspectiva. Mirar hacia el suelo, es algo que ya solemos hacer, obligatoriamente, cuando la vida se encarga de ponernos al revés, que es a menudo. Así, que cuando hay tiempo y tranquilidad, cuando hay la oportunidad, hay que buscar arriba, mirar hacia arriba, apuntar por encima y disparar en lo alto cualquier cosa que nos seduzca.