Instinto

18.03.2010


Cuando faltan evidencias, en un bando y en el otro de la discusión, se instala la confusión y aparece el absurdo. Esto, también  sucede cuando alguien pretende superar la línea del bien y del mal para instituir su criterio. Puede defenderse el disparate de la fiesta de los toros, puede defenderse lo contrario, pero, que en dicho debate se esgriman argumentos sostenidos por expertos, o que no haya ninguno, y sea el poder legislativo quien se eleve hasta donde alcance para actuar o no hacerlo teniendo en cuenta que aunque se trate de una minoría, ellos están para apadrinarnos a todos, minorías y mayorías, y no son todopoderosos.

Decía, Punset, ayer, en una entrevista con Buenafuente, que hasta hace muy poco tiempo, la ciencia defendía que en el lapso que precisa la meditación se hallaba la comprensión y se alcanzaba la sabiduría para poder tomar decisiones próximas al acierto. Aunque, hoy, que se conoce mucho mejor lo que sucede en el cerebro humano, se ha descubierto que no es así, y se puede afirmar que es el instinto quien nos mueve a las más acertadas decisiones. Desde luego, el escuchar estas afirmaciones de Punset, te hizo reflexionar en algunas cosas que a lo largo de tu vida has decidido impulsivamente y en las que te has detenido a analizar. Y puede que sean las primeras, efectivamente, las que te han llevado más lejos o, al menos, las que te han hecho evolucionar aunque sea por haber caído en el error y  tenido que sobrellevar.

Cuando alguien te sitúa en el lado contrario a su moralidad y te exhibe su lado más integro para cuestionar el tuyo, o el de otros, normalmente, tu instinto se resiste. Esto es lo que sucede cuando escuchas a los detractores taurinos. Cuando no están ellos, tu intuición más elemental e impulsiva te conduce hasta su posicionamiento. Cuando ellos intervienen, tu reflejo rechina, se dispone a la defensiva y ellos son los repudiados.

Rogativa para la protección del ánimo:





Caballero Punset, parta hacia todas las tertulias de la radio y de la televisión para ofrecer unas breves y convenientes enseñanzas de ciencia, y no permita que sea el manejo, el oportunismo y la desvergüenza de algunos libertadores morales y otros cagamandurrias , los que ceben nuestro lado más animal.

Amén