Humus


 


Sienta bien amanecer, y hacerlo temprano, cuando te espera un articulo de aquellos que acaban movilizándote las neuronas. Es en catalán, de M.Colomer y me da pereza traducirlo porque es largo, pero no me da pereza exprimirlo, humildemente, para trasladar su zumo hasta aquí. Su titulo, muy sugerente, casi lo explica todo: El ecologismo no es humilde.

No se refiere, el articulista, a su espíritu, entiendo. Más bien a sus seguidores, tan a menudo cargados de incoherencia y demasiada ambición que siempre carga en espaldas ajenas. Un buen ecologista no nace, se hace (es mía la reflexión). La del articulista, empieza desmoronando la idea de que las dos primeras etapas de escolarización son decisivas para una formación futura. Si lo son, en cambio, para sentar las bases de esta formación, que ante todo, debería de incluir, y no lo hace actualmente, el aprendizaje de la humildad. 
 
Pensar que todos deberíamos ir en pelota viva al trabajo, en moto o en bicicleta, de vacaciones, en barco o en avión, es como señalar que los guisantes no necesitan cascara. Imaginar un mundo cómodo, sin humos, sin violencia, sin residuos tóxicos es muy loable pero muy pretencioso cuando que eres tú quien usa el agua caliente a diario, tiene un móvil, una tablet, un ordenador, un vehículo de motor y necesitas la luz abierta hasta cuando te ausentas del lugar. Si los niños en la escuela, y en casa, principalmente, ignoran en que consiste la humildad, si no aprenden que la ventaja es una evidencia que no admite discusión y puede alcanzarse con esfuerzo, no a berridos ni patadas, si no aprenden a controlar el impulso del calor, del cansancio, de cierto aburrimiento, si no catan el sabor a resignación, a veces, cuando no hay otra salida, si no dan por hecho que las heridas son medallas para el guerrero que hay que sanar pero no lamer continuamente, no hay nada jugoso esperando en el camino ni en la meta.

Los padres, presos de un resentimiento no resuelto, atrapados en un cascaron de nuez que navega imaginando un mundo limpio, feliz e impoluto pero sin ausencias ni carencias, son (somos) los responsables, ante todo, de su educación. Nunca la escuela (el maestro) podrá con lo que la familia esquiva.

La humildad, para mi, es la consciencia hecha a base de no esquivar situaciones, y cuando las esquivas, acepta que es lógico y no culpa de los demás, desplomarte. Es el único aprendizaje que nos iguala unos a otros. No es el sueldo estipulado, nunca serán las zapatillas de moda,  ninguna legislación ni manifestación por ruidosa que sea las que nos ofrezcan justicia e igualdad. Si no funciona la consciencia, si no existe el conocimiento de la humildad, no hay  reivindicación sostenible. Hay una ley que no dominas impuesta por la naturaleza que a menudo se mostrará injusta. Aprende a aprenderla y no insistas en relamer tus propias heridas.

3 comentaris:

Gallium ha dit...

He leído el artículo original y en algunas cosas estoy de acuerdo, pero otras las matizaría.

Por supuesto que la formación como personas nos la dan mayoritariamente en nuestras casas y la complementamos en la escuela juntándonos con otras personas de nuestra generación con las que vamos creciendo y los profesores no tienen que cargar con toda nuestra formación académica, social y espiritual. El caso de la ortografía es evidente que en casa se hace mucho. Quien lee mucho sabe escribir correctamente. Pero vivimos en una sociedad estresada donde el poco tiempo que tienen los padres para sus hijos en lugar de dedicarlo a leer un libro juntos prefieren comprarles una consola y que no molesten mucho.

En lo que no estoy de acuerdo es en el tema de las chanclas como forma de provocación. Si vas bien aseado más sanos tendrás los pies al aire libre que embutidos en un calcetín y una zapatilla y no por ello vas a ser un alumno conflictivo ni maleducado. Aunque está bien que se obligue a llevar un uniforme.

Por otra parte, la autoridad del profesor es necesaria para mantener cierto orden en las clases, pero ese orden también se consigue (en el caso de asignaturas de letras, con las matemáticas es más complicado) con cercanía, haciendo que los alumnos se interesen por la materia y participen activamente. Evidentemente, si el desmotivado profesor se limita a leer el libro tendrá alumnos acordes a su espíritu, distraídos y mediocres. Por cierto, la traducción exacta sería “ecologismo”, la ecología es muy digna y normalmente un ecologista no conoce demasiado de ella.

Perdona por el ladrillo ;)

Un beso.

Anònim ha dit...

Gracias por leer y por la puntilla. Tienes razón, me rechinaba al leerlo y no sabía porqué. Un beso.

(mek)

Malgastar esfuerzos ha dit...

Manda tenedores...