Existe la tendencia generalizada de marcar a las personas que escriben algo, sobretodo si estas escriben relatos breves o artículos de prensa. Esto se ve en blogs personales sobre todo. No hablo de éste blog, desde luego. Muchos lectores a la vez que leen imaginan a quien ha escrito, o más bien necesitan nivelarlo en algún lugar. Necesitan saber de la persona su edad, sexo, condición social, etc. A veces cuando leo algunos comentarios después de haber leído un determinado relato, percibo la misma curiosidad que existe en los chats pero mucho más sutil. Como si los sentimientos o el talento de alguien pudiera ser desmenuzado y establecido por etapas. O cómo si el que lee, no estuviera atento a lo que está transmitiendo el escritor con sus palabras, sino más bien cómo y desde donde. En los blogs que leo, los autores no responden a los mensajes de los comentarios, aunque seguro que los repasan cada día porque no es posible escribir sin tener la seguridad de que alguien lee aunque haya sido leído con pinzas o con tijeras de podar. Todo vale cuando se expresan sentimientos o emociones. Se ceden, se divulgan a las miradas ajenas y dejan de ser propios de alguna manera, y no es posible pasar de esas miradas o de los comentarios porque sino nadie escribiría. Escribir, es una manera de acceder al mundo, aunque sea un mundo inédito totalmente y haga vacilar a veces los mismos pensamientos o la manera de enfocarlos. Pero creo que si respondieran lo que sienten, lo más fácil es que lamentaran que quien lee, muchas veces no es capaz de traspasar el umbral de la realidad como hacen ellos .
Para vivir, para escribir, para leer, para cantar, para ser un buen actor y llegar al espectador, hay que tener la capacidad de volar y a un espectador dispuesto a volar. De lo contrario, es una lección más que se aprende o asimila con más o menos ganas, un pretexto para perseguir algo o para huir de algo. ¿ De qué sirve pues saber la edad del autor de un auténtico escritor¿ O si está casada, viuda o soltera?.
Mirar la parte que más desea esconder quien se expresa a través de un relato, es como fisgar en la despensa del cocinero que va a servirte un delicioso plato, o como mirar debajo de la cama en la casa de tu amiga que acaba de invitarte a cenar. Es rebuscar y descubrir la zona más odiosa de un territorio que está únicamente destinado a sembrar para que luego tu recojas sus frutos y te alimentes de ellos cuando sientas hambre y sed. Y sobre todo, para que respondas a éste gesto altruista al menos, con cierta indulgencia . Y si puede ser y sale del corazón, con mimos, acariciándolo o en silencio, pero siempre desde cierta altura, la necesaria para saber que lo que acaba de escribir está mas cerca de las nubes que de la tierra donde cada día nos vemos obligados a sucumbir.
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