Pretexto (VIII)
Después de leer a M. Colomer sobre la paradoja, y observar cómo disfruta determinándola a su antojo y reivindicándola, he cerrado su relato y la web donde he ido a encontrarlo. No me ha sugerido ni invitado a hacer ningún comentario, aunque de haberlo hecho en aquel momento hubiera sido para aprobarle su forma de desmenuzarla. La verdad, es que tampoco tenía el tiempo suficiente para entretenerme a contestar ni siquiera a pensar en ello. El día acontece sin más, sino fuera por cierto desasosiego que aun siento ante la fiebre alta de una criatura y su bajo estado de ánimo. Debería haberme acostumbrado con los años, pero no es así. Aun siento como si el segundo o el tercer día de fiebre alta en una criatura y su inapetencia fruto de su estado fueran a eternizarse o estuvieran motivados por alguna cosa extraña que puede superarme, superarle y fuera insuperable por éste pequeño cuerpo que lucha por hacerlo, y lo hace siempre muy bien. Soy así, un poco trágica ante determinados hechos que no comprendo porque no los veo venir y sobretodo cuando mi intervención no los puede evitar. Llega la hora de la despedida y con un fuerte abrazo me despido de ella hasta mañana. Hacía ya media hora que había cerrado la verja de la oficina que me encerrará durante doce días justamente en las horas del día que más me gusta sentirme libre, no digo ser lo, y la despedida de hoy me ha dejado un regusto amargo por partida doble: Uno de los motivos, ya está explicado, el otro es que hoy, ni mañana, ni pasado, ni el otro y así hasta pasados los doce, no he podido ni podré atenderla como estamos acostumbradas las dos. Está sucediendo justamente lo que no pensaba que pasaría; empiezo a sentirme necesaria en su vida, y sobre todo, empiezo a necesitarla en mi vida. Yo, que había predicado lo contrario. Yo, que había construido razones y advertido con esforzados argumentos que no debería ser de este modo ni por ley natural ni por elección. Yo, que mi etapa de sufrimiento y dependencia por estos motivos la creía superada. Y llegó otra vez. Paradojas de la vida, contradicciones humanas, sentidos en busca de sentido que dejan de tenerlo para dar paso a otros que se imponen. ¿ Y qué ? Al menos, mi memoria no me ha fallado aún. Al menos, puedo recordar y confieso que hace tan solo un año pensaba diferente
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