En el amor están los que pensamos en que preferirá para cenar, los que compramos velas, escogemos la música, ponemos la mesa, pensamos siempre en alguna sorpresa, imaginamos siempre aventuras y viajes i esperamos como el que espera el fruto de una plegaria el día que estas aventuras y estos viajes nos hagan zarpar. A pesar de toda la ilusión que ponemos en cada pequeño detalle, en cada minúsculo instante, aceptamos postergaciones, cancelaciones, cambios, albóndigas de escusas imposibles de creer pero que decidimos creerlas porque no aceptamos que nadie ni nada nos estropee la idea de nuestro bello romance. Nadie ni nada, tampoco nuestro amante. En el amor estamos los que ponemos el amor, la mesa, la cena, la inocencia, la gratitud, la sinceridad, nuestra enamorada alma, nuestra carne enamorada, el campo de batalla, los soldados, las armaduras y las armas y nos ofrecemos también como blanco.
En el amor hay también los que no han pensado en nada y llegan a casa y les parece tan natural encontrar que alguien haya preparado la cena que comen en la mesa de cualquier manera o recogen el plato y se sientan a comer mirando el televisor. Que haya velas encendidas ni se ha enterado. Que tu estas en casa, imagino que si se ha dado cuenta pero tienen la admirable capacidad de disimularlo con absoluta credibilidad. Perdona, si que se ha dado cuenta, que estas, ¿ves como sí se ha dado cuenta que estas ahí? Justo en éste mismo instante se dirige a ti para pedirte que te calles, que si no puede seguir viendo lo que hacen en el televisor. En el amor siempre hay quien le parece que este vestido no te favorece nada, que te has equivocado de peinado, que no hacía falta tanto revuelo para una simple cena. En el amor siempre hay quien te dice que hoy no puede o mañana tiene un compromiso ineludible. En el amor siempre hay gente ocupada, realistas, gente que te hace un perfecto balance de los últimos 15 días y te hace observar que en estos os habéis visto demasiado, que no puedes quejarte y que has de entender que ellos también tienen su propia vida. En el amor siempre los hay que devoran amor como lo hace el perro en su recipiente siempre que hay algo para comer, los que abandonan el móvil y la cartera cuidadosamente cerrados encima de la mesa puesta y apagan el cigarro en plato de la taza de café, los que dan por hecho la cena y lo engullen sin darle la menor importancia, quizás hasta eructen y este será el mejor elogio y el único agradecimiento que puedas esperar. Los que apresan tu carne como si de carne de ternera se tratase y la hacen girar vuelta y vuelta con una pizca de sal, si estás de suerte; los que en cada pequeño gesto ofrecen tan poco que acabas tomándolo como si fuera una caridad, los que cada pequeño beso parece robado, arrancado y de tanta historia, de tanto amar al fín y de tanto perder y aun ganando la victoria sabe tan amarga, que acabas por sentirte inevitablemente un idiota.
Nunca se aprende, ni de una manera ni de otra. Ni tú eres responsable de dejar de ser una boba, ni el otro es responsable de no saber comportarse como una persona y hacerlo como un orangután.
Pero déjame decirte una cosa, por extraña que te parezca. Perdemos casi siempre pero somos invencibles los héroes de la ternura. Existe una idea de belleza que se hace un poco más realidad cuando tu pones la mesa y le esperas con las velas encendidas y, por muchos desplantes que hayas tenido que soportar, lo haces con la misma ilusión de siempre. Existe una idea del amor que desciende un poco más del cielo y se extiende sobre todos nosotros cada vez que tu nos ofreces tu alma y tu carne enamorada y cada caricia te conmueve hasta en la más intima raíz de tus sentidos y de tus emociones. No nos está permitido saber exactamente donde, pero el amor generoso y sincero que entregamos se acumula siempre en un lugar secreto y escondido del mundo y es de allí donde las estrellas fugaces recogen el poder de convertir en realidad tus deseos cuando caen, y es desde allí donde tus ojos podrán siempre recoger la luz para observar la playa en ésta hora mágica que parece abrir su brazos por si la expansión, hoy, quisiera instalarse. En algún recóndito lugar el amor sublime y sin medir que entregamos se dirige a descansar aunque sea para regresar en el último instante, porque cuando sea necesario hacer balance te brille como polvo de hada en tus dedos: “No tengas miedo, eres la mejor, eres inmortal”
2 comentaris:
Qué curranta estás hecha... bona nit!
bon día eh, suponiendo que lo veas, hoy;)
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