A veces, no puedes expresar los sentimientos, o las ideas que pasan por tu cabeza es imposible articularlas con palabras. A veces, sientes que sientes pero no te es posible enunciar lo que sientes. Puedes hacer un guiño, un gesto que dé a tu compañía una pista, puedes hacer un profundo suspiro que delate parte de lo que tu mente intenta descifrar, puedes reflejarlo en tu mirada, puedes sentirlo pero no puedes ni podrás expresarlo ahora ni nunca. O si, quizá llegue un día en el que las palabras fluyan fáciles porque ya nada consideres importante o prescindible a no ser que sea lo que has vivido con autentico sentido y hayas olvidado lo que has sobrellevado o los prejuicios que un día te hicieron callar.

Si tus ideas no son claras, es mejor silenciarlas, si tus sentimientos son confusos, es preferible esperar que se iluminen. No eres un genio, no tal y como lo describía ayer Valentí Fuster: Un genio es alguien que mientras te escucha o habla está creando continuamente en silencio y cuando decide poner en práctica aquello que ha estado imaginando, obtiene el éxito. Así pues, como sabes y siempre has sabido que pronunciarte no iba a ninguna parte, has preferido callar y solo dejar escapar lo que ves claro. Quizá el tiempo te dé otra perspectiva de lo que no acabas de entender ni tú, o quizá el tiempo te conduzca a sentir diferente. Los genios, decía un personaje de House también ayer, no se casan, no forman una familia ni se instalan en las ideas, los genios persiguen su propia idea hasta que esta les retuerce por dentro y les hace estrellarse con el éxito. Los genios, son capaces de perder todo lo que tú tienes ganado por su idea, de sufrir la soledad por su idea, de matarse incluso por su idea, pero nunca la abandonan por nada y por nadie. ¿Te he dicho alguna vez que soy grandiosamente mediocre? Por lo tanto, no espero, no quiero que me trates como si no lo fuera…