Uno más

Florin es alto, guapo e inteligente, además de ingeniero es buena persona, incluso no es un fantasma, porque tiene papeles y todo, pero tiene el defecto de ser rumano porque en España eso es un defecto. Tiene 31 años igual que su mujer que vive en Budapest junto con su hijo Robert de tres años de edad. Florin continuamente está enseñando su foto, es un niño rubio y guapo, y cada vez que enseña la foto Florin llora con lo cual se pasa el día tirando lágrimas.

Florin vive en un barrio de Madrid al lado del mio, en “Embajadores”, entre los arbustos de un jardincillo desde hace dos meses, donde ha metido un colchón y un par de mantas. Se quedó sin trabajo y le echaron de la pensión por no poder pagar. Además, un guardia civil, aspirante a ascender al grado de simio, decidió un día hacer méritos y en un registro le robó todas sus pertenencias.

Un día me pidió un cigarro y yo le mandé a tomar por el culo. El día anterior estaba sentado en un banco tomando el sol y rutando sobre la mierda de mundo en que vivo y una jonki me pilló el paquete con todo el morro y me cogió dos cigarros, me puse a discutir con ella y no sé cómo en cuestión de segundos el barrio se llenó de jonkis dispuestos a rajarme por dos cigarros. El bueno de Florin pagó por esta movida. Después fui donde él y estuvimos fumando mientras hablábamos. Así conocí a Florin.

Ahora Florin vive de la comida que los vecinos le bajan de vez en cuando, hay días en que no prueba bocado. Yo cada dos o tres días le bajo comida caliente, cerveza, fruta y tabaco. No acepta dinero, se siente humillado. Y más que la comida, Florin agradece la compañía para no sentirse sólo. Cuando miras a sus ojos es eso lo que le duele, mucho más que el hambre o la humillación. Agradece la conversación.

Florin pasa indistintamente de un tema a otro, aunque sólo habla de tres cosas. De su familia en Rumanía para llorar. De futbol, es del Aleti, dice que el Madrid es el equipo de los ricos y que sólo le gustaba Zidane del Madrid. Se quema la sangre porque Fernando Torres se ha ido al Liverpool por dinero. Yo le digo que así es la vida, el dinero todo lo compra. Cuando habla de fútbol es la única conversación que sonríe.

Cuando habla de su situación actual, entre lágrimas, se santigua y me dice que todo va a cambiar y que da gracias a su Dios. Yo le respondo que Dios no existe y que si las cosas cambian no será gracias a Dios. Es más, que si existe y permite situaciones como esa o peores es un hijodeputa y que yo lo único que haría sería escupirle en la cara. Entonces me mira confundido, en su cara se mezclan expresiones contradictorias. Por un lado un odio hacia mi por blasfemar así contra su Dios, la única esperanza que le queda a la que aferrarse, por otro la evidencia de que la entelequia esa de su cabeza no da de comer, ni de beber ni de fumar ni siquiera conversación y por último el agradecimiento hacia a mi por todo, pero sobretodo por tratarle como un ser humano y no como a un despojo.

La evidencia y la realidad le fuerzan a rendirse y se olvida de Dios. Me dice que si un día le toca la lotería me dará una parte porque soy bueno. Yo le respondo que no lo soy, que soy incluso un cabrón y que en el fondo no lo hago por él, si no por mi, porque me revienta los huevos la injusticia.

A Florin le gusta España, Barcelona y Valencia, más que Madrid (no me extraña, no te jode, yo quemaría Madrid). Me decía que le prometían que aquí estaba el paraíso…encontró el infierno…ahora sólo quiere una casa donde hacerse comida y dormir y un buen sueldo de….700 u 800 euros…dice, para ayudar a su familia.



autor: Iván

2 comentaris:

Marciano ha dit...

Es una triste historia muy bien contada de algo que no debería suceder.

Bon dia

rosa ha dit...

hay muchas historias como estas, unas acaban bien otras no. Iván cuando quiere sabe explicarse. Bon día