Creer que uno lo sabe todo, creer que todas las respuestas ya las sabemos de antemano, dar por supuestas las reacciones de otros, nos encierra. Sin darnos cuenta que es el aislamiento, precisamente, quien nos aleja de la realidad y la realidad de nosotros mismos. Todos podríamos hablar de personas que nos han lastimado, de personas que no nos han comprendido o de personas que se alejan de nuestro lado pensando que si están cerca, descubrimos aquello que tanto desean ocultar, pero, no sé cuántos de nosotros hemos pensado que a muchas de ellas, las lastimamos, las alejamos y no las comprendimos, alguna vez, nosotros.

Siempre has pensado que era difícil vivir, que era muy complicado hacerte comprender. Es duro descubrir que nos desconoce quien más nos gustaría que nos adivinara, da mucha pereza irnos explicando a la misma persona a cierta edad, tanta, como dejarnos revelar por una nueva y descubrirla nosotros. Te ha parecido casi imposible amar y ser amado al mismo tiempo y coincidir con las personas que te apetecía coincidir. Pero, piensa un poco, ahora. Puede que si sigues meditando sobre ello, te acuerdes de aquella persona que te dio la mano sin pedírsela, de aquella que te sirvió una respuesta impensada que te gustó y te dio fuerzas, o aquellas personas que hallaste en el lugar menos esperado y te hicieron compañía justo cuando más falta te hacía. Si has llegado hasta aquí, piensa también que algo les debes, no, en el sentido material, lo que les debes es un pensamiento, un reconocimiento en voz alta, unos momentos en tu tiempo y memoria. Al menos, te hará bien hacerlo y se disiparan al mismo tiempo todas aquellas otras que te han fallado, y podría ser que incluso, unas y otras, a veces, fueran las mismas. Y si no lo son, si eres capaz de discernir perfectamente entre las unas y las otras, lo tienes mejor que yo y mejor que la mayoría. Eres entonces, una especie de tuerto en el reino de los ciegos. Elige pues, y sigue tu camino sin más titubeos ni lamentos

1 comentari:

Anònim ha dit...

Yo la verdad siempre he echado de menos una segunda oportunidad, real.

Bona nit