Lo primero que piensa una persona que nunca ha viajado en barco, es en el temor a marearse por el excesivo balanceo del barco. A no ser que el mar este muy afectado por una tormenta o por el fuerte viento, es imposible apreciar el movimiento de esta mole marina, así que no es este temor el que nos tendría que frenar para viajar en un crucero. Si algo hay que plantearse antes de tomar la firme decisión, es si estamos dispuestos a pasarnos más de diecisiete horas seguidas (+ -) sin poder acceder a ningún otro sitio que no sean las dependencias que nos ofrece el barco,ya que es más o menos el tiempo que el barco navega lenta pero constantemente hasta llegar al próximo puerto. Lo segundo, es si estamos dispuestos a renunciar a elegir restaurantes y la ruta de los lugares que visitamos, ya que en un crucero, las comidas están incluidas desde el desayuno a la cena pasando por la merienda y las vistas a los puertos, están limitadas entre 4 y 24 horas en el mejor de los casos, teniéndonos que adaptarnos a estos horarios, sin remedio. La elección del barco, es importante. Para unos, un barco espectacular como el de las fotografías, es lo ideal, es lo que habían soñado y son capaces de descubrir hasta el último rincón de este. Para otros, este tipo de barco que podría ser llamado FLOTEL, perfectamente, rompe los esquemas de lo que había imaginado porque no encuentra en estos barcos ningún tipo de romanticismo ni sensación de aventura. En cualquier caso, nunca decepciona su influjo y majestuosidad y como máximo, podemos decidir no volver a probar la experiencia, aunque difícilmente pasado el tiempo, la recordaremos como negativa.
Hay que elegir un camarote y en este punto nos perdemos a la hora de decidirnos. Las compañías que ofrecen distintas gangas en la red, siempre o casi siempre, intentan pescarnos con precios atractivos pero hay que tener en cuenta que siempre nos ofrecerán el camarote de categoría más inferior. A partir de ahí, cualquier circunstancia añadida: viajar con un niño o dos, elegir la fecha o un camarote superior con ventana o balcón, etc., inflará el precio y nos hará titubear. No equivocarse, hay que tener claro hasta donde llega nuestro presupuesto y hay que tener claro si nos afecta que en dicho crucero se hable mayoritariamente el inglés. Casi todos los barcos que hoy navegan por el Mediterráneo y por en norte de Europa, tienen oficialmente el ingles como idioma, y aunque hay algunos barcos de compañías españolas en los que el castellano es el idioma oficial, estos dejan, en algunos casos, la calidad de lado para ofrecer a cambio cantidad en muchos sentidos: de comida mediocre, de pasajeros con los que compartiremos las estancias del barco, y de posibles sorpresas no siempre agradables. No es lo habitual, pero sucede y han sucedido, a menudo, incidencias que han llegado a ser noticia en dichas compañías. Aun así, son para el público español las más frecuentadas y solicitadas.
En resumen, podemos decir hoy, ya, que hay un barco para cada bolsillo y gusto, incluso los hay para solteros o gays, y si queremos hacer unas pequeñas vacaciones a bordo de uno de estos barcos, tendremos que calcular nuestro presupuesto y afinar nuestra elección coherentemente con la idea que nos habíamos formado de este tipo de viaje. Y sobre todo, desconfiar de lo que leemos en internet hasta comprobar vía teléfono, correo. mail o visitando nuestra agencia más cercana, si el producto que nos anuncian, es viable realmente, porque es muy fácil que haya caducado ayer, precisamente.
2 comentaris:
ohhhhhhhhh. Mek se nos ha decidido ha hacer un crucero romántico con su pareja. A vivir la vida, que son dos días. Pues a mi este tipo de vacaciones me parece genial, en continuo movimiento y conociendo mil y un paisajes. Nada que ver con las aglomeraciones playeras donde has de madrugar para encontrar un minúsculo sitio en la sucia arena para socarrarte cual anchoa en lata.
Bueno, pues no, no voy a un crucero (aún) Solo que veo muchos al cabo del año ;). Nos vamos a Bruselas, avión + tren, pero aún quedan días por delante.
Bon día!
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