De nuevo José Tomás nos brinda una de sus geniales y osadas manoletinas. Esas que, aunque no entiendas un pijo de toros, te hacen saltar del asiento ,o más bien, quedarte fosilizada en él sin aventurarte a dar un ligero suspiro por si algo de éste pudiera llegar hasta el cuerpo del torero y ser suficiente para desplazarle un milímetro de donde decide quedarse quieto . Aunque no sepas por qué, si consigue superarla, es ineludible soltar esa angustia contenida, ese aire ponderado y desbandarlo: Y olé!
Hace días, el consejo de ministros decidió conceder a Rivera Ordoñez la medalla de oro de tan distinguido premio que entregan Juan Carlos y Sofía (o sea, Sus M). La historia es más o menos esta: Después de unas polémicos comentarios de José de la Puebla, a raíz de que este año se hubiera concedido la medalla de oro de las Bellas Artes a Francisco Rivera y que han convertido a de la Puebla en gancho de la prensa rosa, amarilla y negra, sin pretenderlo, y en las que dudaba abiertamente de la gentileza de tal premio al haberse concedido a alguien sin suficiente merito aunque mediáticamente sobrado, Paco Camino y José Tomás han decidido estrechar filas con Morante y devolver dichas medallas. ¡No era necesario! Pero era cuestión de respetabilidad. ¡No era políticamente correcto! Pero era cuestión de decencia. No las envidiaban, porque Camino, la tenía desde el 2004 y Tomás desde el 2007. ¡No es de resentidos ni de cobardes!, como opina el señor Cayetano de Alba (que va a opinar un mantenido), es de valientes obligarse a la conciencia y arriesgarse a cuestionar lo que no es justo cuando no has sido invitado a hacerlo. Así que si, un, dos y tres Oles. Y el ministerio de cultura, que se lo haga mirar.
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