Los vecinos de arriba, y los de abajo.


Observar un cuento pensado para niños, puede transportarte a un pensamiento más profundo. En él, no hay muchas palabras. Una frase compuesta de unas seis o siete palabras va pasando de una página a la siguiente y son la clave para comprender el dibujo que las ilustra. Este, es un cuento que hace pensar a los mayores y entretiene a los más pequeños. A los adultos, les hace recordar que podemos pasar gran parte de nuestra vida no comprendiendo nada y que, también, existen personas capaces, con una sola frase, de vaticinar el ambiente que sufre o goza su interlocutor, al que apenas conoce. El cuento, explica gráficamente qué fácil es perderse en la incomprensión cuando no se quiere ver ni escuchar. El cuento, me ha hecho pensar que abajo y por encima de la línea hay lo mismo dibujado de otra forma. Algo que sabía pero que no se cómo puedo traspasar a quien me gustaría que lo comprendiera. Es un cuento para niños pero es la historia de los mayores. Arriba, debajo. Todo es cuestión de verlo desde un punto o del otro y al mirarlo desde no es costumbre hacerlo, percibirlo de distinta forma. Hay personas que nos adivinan solo con una frase cuando llevamos toda una vida al lado de alguien intentándonos explicar sin conseguirlo. A veces, no hay que luchar mucho para hacernos comprender, y topamos con alguien que mira al revés de lo que es costumbre. Y nos ve. Nos descubre tal y como hemos aspirado a ser descubiertos y sin esfuerzo por nuestra parte. Hay los de arriba y los de abajo. Todos distintos, todos parecidos. Hay una fina línea que nos separa y nos distingue, que nos enfrenta, pero no hay más obstáculo que la línea que determina las diferencias que no son insalvables cuando lo miramos desde el lado opuesto. Hay personas que pasan toda una vida ignorando lo ajeno y alejándose voluntariamente de lo propio. Hay radicalidad y también hay coherencia. Hay otra forma de mirar si quieres: Al revés y con ganas de verlo.