Curiosidades de una saga

Francesc Sala i Ferrer, funda en 1861, Can Sala, primera firma exportadora de vinos en Sant Sadurni d’Anoia (Barcelona). Joan Sala Tubella, su hijo, siguió con el negocio de su padre. Años después, la hija de éste, Dolors Sala Viver, contrae matrimonio con Pere Ferrer i Bosch y juntos emprenden un poco más adelante, en 1914, el negocio del cava. Se da la circunstancia que Pere Ferrer era hijo de la Freixeneda, una finca del siglo XIII situada también en el Alt Penedés. Cuenta, en una entrevista uno de los nietos de ambos, J. Lluis Bonet, que juntos se lanzaron en esta aventura hasta que la guerra civil española truncó el negocio al colectivizarlo. Pero, su abuela, Dolors Sala, entiende más de vinos que su propio abuelo y una vez superados aquellos años y la muerte de su marido, reemprende el negocio reforzando la exportación con la ayuda de su hijo Josep Ferrer, hasta que en 1941, aparece el que con el tiempo se convertiría en uno de los productos más famosos de la firma, el cava Carta Nevada. Hasta aquí, todo es historia que se puede encontrar mejor o peor explicada en cualquier hemeroteca, pero, hay detalles curiosos en la historia de este negocio familiar. Por ejemplo, la historia del primer icono del cava que tumbó al primero y la razón: Un niño con una botella bajo el brazo . (Hoy, prohibirían esta imagen) .
Explica , J.Lluis , que su abuelo allá por los años veinte utilizó como icono para uno de sus primeros cavas (entonces champagne) ,la imagen de una despampanante bailarina semi-desnuda rodeando la botella . Su mujer, Dolors, no le agradó nada aquella imagen y sugirió a su esposo, bastante molesta, que por ahí no siguiera. Al poco tiempo, cómo respuesta al enfado de su esposa, Pere Ferrer, después de regresar de uno de sus viajes, propuso la imagen de un niño abrazado a la botella . Esta fue la imagen que acompañó a la marca durante muchos años y relevó a la sensual mujer. Nos cuenta,también, la historia del nacimiento de la célebre burbuja de Freixenet que nada tiene que ver con la idea de un publicista.
Estaban reunidos con varios amigos en una de las cenas que la familia celebraba de vez en cuando. Era el año, 1970. Uno de aquellos amigos, era Néstor Luján , conocido escritor y gran conversador- explica- y entre otras cosas, se habla de cómo enfocar el anuncio de la próxima campaña de Navidad. Otro de los amigos que hay en aquella cena es, Leopoldo Pomés , reputado realizador al que no le parece bien la propuesta que J. Lluis lanza , entre cafés y copas, porque que intenta recuperar la imagen del niño que descubrió su abuelo muchos años atrás. –Son otros tiempos- espeta, Pomés. Es después de muchas más copas y risas, que Néstor Luján, se levanta de la mesa y bajo el efecto del cava y de algo más, empieza a saltar por la sala cantando: ¡Soy una burbuja, soy una burbuja! Y he aquí, cómo nos ha llegado el conocido anuncio: de una cena de amigos, de la feliz embriaguez de un reconocido escritor y de la posterior tarea de Pomés.