Anna, sigue aqui







Decía, alguien que lo conoció, que era un hombre sencillo, austero e indomable.


- Lo había llevado a cenar al Maxim's de Paris, y aunque le divertía la situación, seguía con su sencilla tortilla y su agua para beber- Hace mucho tiempo que su mujer, es la que conduce su obra y seguirá haciéndolo. Anna, es una británica aventurera que muy pronto escapó de Essex, su pueblo natal, para ir a la India a finalizar sus estudios. En el año 1970, se unieron por amor y por amor a una causa.

Conocí a un hombre parecido, pero, con una causa muy distinta a la de Vicenç Ferrer. Su causa, mucho menos ambiciosa, era su potestad y su familia. Todo lo que hizo y no hacía, era porque no quería hacer otra cosa. Seguía comiendo una monda tortilla en el mejor de los restaurantes del Maresme. Seguía calculando las cuentas de otros , por amor a los números. Seguía hablando en voz baja porque no soportaba el escándalo. Seguía fumándose un solo cigarrillo después del desayuno, de la comida y la cena . Seguía dando gracias a su suerte y no malgastándola innecesariamente. Alcanzó gran parte de lo que fue su causa antes de morir, pero, no completamente. El resto, dinero y costes, se lo dejó a sus herederos que ahora, andan cada uno por su lado salvo en contadas ocasiones. En la vida, para perseguir una causa, no solo es necesaria la voluntad, también hace falta la inteligencia y la paciencia. La suerte, puede acompañarnos o no, y puede ser el peso que incline la balanza al éxito o, a la resignación y al abandono. Anna, fue el péndulo, un péndulo tan tenaz como la causa que la unió a Vicenç y que inclinó el peso hacía el éxito de una causa noble. Y sigue la suerte.

1 comentari:

Valle ha dit...

Me gusta muchisimo este articulo tuyo Mek, enhorabuena. Un beso. Valle.