Redundando

Un poco abrumada, por haber apoyado algo que, seguramente, no acabo de comprender, aunque me haya fascinado, por temor a haber respaldado tan a la ligera una frase sobre el concepto de la estética, me informo cuando tengo tiempo, un poco más tarde, para ver si he metido la pata hasta el fondo defendiendo una afirmación que de satisfacción casi me arranca de la silla cuando la leí, y leo, que la estética, como término, fue puesto en circulación en 1753 por un filósofo alemán, Baumgarten, y que es una rama de la filosofía muy discutida y estudiada por grandes pensadores: Didot, Kant, Heidegger, mucho antes lo hizo Platón... Y otros. Apunta, que ha de ser encuadrada más en la psicología que en el arte… Leo, leo, hasta llegar donde se habla de lo contrario y doy con los defensores de la antiestética, representado por otros muchos, pero me detengo en la prestigiosa escritura de Allan Poe. El escritor, con sus escenas de pánico, o inmundas, es capaz de hacer sentir a quién lee, rechazo, representa otro tipo de arte porque es capaz de hacer imaginar por sí mismo al lector, sin necesidad de recurrir a lo bello, a lo estético, y sí, a través de lo repugnante, de lo feo y espantoso. Deduzco, pues, que lo antiestético, si puede ser digno cuando provoca, no cuando aburre. Poder, al fin y al cabo, que no tienen la calza corta, las chanclas ni el chándal, a pesar de haberse establecido impunemente. Su único poder consta en afligir la imaginación de quienes los observan, de constituir un gris y sórdido paisaje, desaliñado, carente de fantasía que no exalta nada. Concluyendo, que no vale todo cuando no es apropiado para quien mira, huele o escucha. Aunque sea con un guiñapo de vivos colores y péndolas por sombrero, aunque sea con gotas de Varón Dandi, aunque sea a base de decir patochadas con ton y son, deberíamos estimularla o, como mínimo, ambicionarla.
¿Deseas que te amen?
No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor... un sencillo deber.
Allan Poe

1 comentari:

Valle ha dit...

Precioso poema de Allan Poe, y de nuevo enhorabuena por como escribes y transmites lo que sientes. Un beso. Valle