Cosi


Tú, que nunca haces cola porque no las soportas, ahora, y antes porque no podías entretenerte tanto tiempo en el mismo lugar, te has visto sumergida en una, dócilmente. No es que haya cambiado tu percepción de las largas colas, es que no tenías café y aquel era el único lugar donde podías conseguirlo para tu nueva cafetera. Para el no desespero de los que aguantan dicha cola, te dan un folleto donde más de 15 capsulas, de distintos colores, adjetivos y texturas,  hacen más entretenida la espera. Esto, el caliente café al que te invita y rechazas un alto y amable muchacho que no es Clooney, pero, viste idéntico, y escuchar inevitablemente, la insólita conversación de un matrimonio que se encuentra detrás de ti, sobre sus preferencias y dudas. Al final, nada de lo que te has propuesto adquirir mientras permanecías en la encerrona, lo vas a comprar porque al llegar tu vez, la dependienta se encarga de informarte más personalmente de lo que significa cada cubilete (o capsula) y de las novedades de navidad que no han llegado tiempo al folleto que tienes entre la manos. ¡Lástima! Ya te habías convencido de que tu café ideal es, el intenso y especiado, con toques aromáticos de cacao, trébol y nuez moscada y que te llevarías algunas más, para cuando no necesitaras tanto ímpetu, de las que gotean un ligero y sutil sabor a cereales y miel. Sin olvidarte del descafeinado, pero, ¿Cuál? El de cuerpo denso, el más ligero y sutil, o el suave y untuoso? Ardua elección cuando tienes poco tiempo para elegir. Puede que la flamante cafetera no distinga entre tantos matices, piensas, pero, a ti, te agita y embelesa tanta oferta para distintos momentos en los que te imaginas entregada a esta lóbrega y estimulante disolución. Realmente, la cola se ha hecho corta cuando ves compensada tanta expectativa en tu bolsa, aunque, todo hay que decirlo, estas pequeñas capsulas no permiten brotar el aroma que una bolsa de papelón de café brasileño acabado de moler, desprende por donde pasas hasta convertirte en el punto de seducción del lugar donde te halles. Al final, agradeces tanta dedicación y cortesía, pero, vas a decidirte por los colores que pegan más en tu cocina, lugar donde se halla la guapa cafetera. O quizá, te mueva a elegirlos otra cosa, quien sabe…Tu elección es, el rojo, el azul y algunas de fino dorado. Hacer cola es  a veces, inevitable, y muy degradante, ayer, hoy y siempre, esté quien esté al final.



1 comentari:

Valle ha dit...

Mek, como cometario jocoso te diré que si el que esta al final de la cola es del la foto, yo la hago todo el tiempo que haga falta ;) Un beso. Valle