No celebraste, ni tan solo te inmutaste por la victoria de la copa del mundo por parte de la selección española por distintos motivos. Uno, porque el futbol en general te aburre bastante, otra, porque ver colgada la bandera española en los balcones que ves cada mañana te asquea mucho, y la ultima, porque cada vez que jugaba España y ganaba parecía la verbena de Sant Joan y los petardos se te indigestan. Son suficientes argumentos para preferir la victoria de Holanda que sin importarte un bledo, ni la hubieras notado. Tenías ganas de que las calles del barrio donde vives hicieran mutis al fin, porque mientras duró, una panda de chavales y chavalinas gritaban como energúmenos en la plaza celebrando cada gol del equipo mientras otros agotaban los últimos cohetes que les quedaban en el armario. El Barça tuvo mucho que ver en esta victoria pero es que tampoco justificaría tanto escándalo ni aun tratándose del mismo Barça que cuando extendían por Barcelona su triunfo con rúas, entregas a la Mare de Deu de la Mercé y espectáculo en las Ramblas y en la Plaça Sant Jaume,te parecía tan inoportuno como en este caso. Laporta, una de las cosas que hizo bien, fue eliminar todas estas historias y reunirlas en el Camp Nou para los que quisieran celebrarlo sin molestar al resto de los ciudadanos. ¿O es que toda la ciudad es futbolera y del Barça?
Un programa de Intereconomia esparce porquería sobre un esplai catalán que no permitió ver al partido España-Holanda a unos niños que estaban de colonias. Después de escuchar lo suficiente y cambiar de canal antes de terminar de oír las sandeces que exponían, sacaste la conclusión que algunos son muy bobos. Que no entienden nada de nada. Que viven en otro mundo aunque supuestamente tendría que ser el mismo, porque si no lo son y lo entienden, tienen una misión peor, que es la de repartir mierda por televisión. Los niños y niñas cuando van de campamento tienen la tele prohibida porque lo que para unos es preferente, para otros es un fastidio y elegirían ver su serie favorita, y ultima y concluyente, porque a unos campamentos no se va a ver la tele sino ya no serian campamentos, si no la casa grande de la abuela atiborrada de mochilas. El padre de uno de estos niños, indignado, apoyó al nene y denunció el caso. Lamentable. Es triste comprobar que fácil se confunde la velocidad con el tocino y los hay que están dispuestos a hacer el ridículo hasta estos límites perjudicando con dicha actitud, no a Cataluña ni a sus nacionalistas, si no sus propios hijos.
Ya se ha consumido la euforia en forma de fuegos artificiales y bramidos de niñas a las que como a mí, les importa un rábano el futbol aunque sean las mejores haciendo de claka. ¡Qué alivio!...
…Extrañamente, hoy, otro español ha ganado por tercera vez el Tour de Francia y ni un petardo, ni un grito de euforia, ni una mísera señal de que en este barrio, o mucho más allá de éste rincón, exista de verdad el orgullo nacional. Mi enhorabuena a Alberto Contador.