Estar o no estar en Navidad.


Hoy, mientras escuchas el programa de radio habitual en el que, inusualmente,  piden a los radioyentes que se expliquen, solicitan a estos que  manifesten qué  echarán en falta estas navidades. Atender las quejas, las penas, las alegrías o la gratitud y generosidad de algunos oyentes participadores,  todo esto y leer el blog de Bea, te ha llevado a seguir pensando en ello.
María, amiga y respetable psicóloga, te recomendó una vez que debías enfadarte en voz alta. Que si no lo hacías cada vez que tuvieras ganas de hacerlo, aquello que obstruías, iba acumulándose y en tu caso, salía en el momento menos esperado en forma de ansiedad. ¡Quéjate!- te recomendó- . Desde aquella sugerente receta sin frasco, no has dejado nada dentro excepto lo que no te lastimaba en exceso, lo que podía solucionarse sin quejos ni lamentos y lo que percibías como fugaz  o intransferible.
Dicho rermedio te ha llevado, con el tiempo,  a distinguir un poco mejor que merece un llanto,  un cabreo y que no. No hay nada mejor que escucharse con  toda la resonancia posible para saber, inmediatamente,  si  aquello  que emites vehementemente carece o va sobrado de justificación. De no hacerlo, lo que guardas puede ir aumentando en volumen y,  hasta tal punto, que obtenga en jerarquía un nivel inmerecido en tu consideración. 

Teresa hace un mes que ha perdido a su esposo y está triste, muy triste. A pesar de estarlo tiene el coraje de llamar a la emisora y expresarse. Un gran paso. Ángela no quiere celebrar ni ésta ni ninguna Navidad más en su vida desde que perdió a un hijo hace algunos años. Más que lógico. Miguel, José y LLuc, no la celebrarán porque están hasta el gorro de compromisos, de cenar con un cuñado desagradable y de no llegar a fin de mes. A lo mejor tendrían que verse en un espejo un poco más amplio. Mercè, llama a la emisora para decir que este año podrán celebrarla como les hace ilusión hacerlo  porque han ahorrado para estas fechas y han renunciado a otros gastos y vacaciones el resto del año. Cada uno prioriza convenientemente. Marcel echa en falta a su padre que murió hace un año en estas mismas fechas. Tardará en pasar unas navidades como cuando era hijo de…Puede que hasta que no sea padre de, o abuelo de
Una de las últimas llamadas es para ofrecer su mesa a quien no tenga disponibilidad ni compañía la noche o el día de Navidad. Es una mujer y crees que corre un grave peligro y es el de encontrarse con indeseables, jetas o pesados que ni estas fechas ni en ninguna saben donde dejarse caer. Que la suerte la acompañe.

Extracto: La gente es buena. La gente es extraña e imprevisible. La gente es generosa y  también egoísta. La gente siente ganas de expresarse y a menudo no encuentra el sitio ni la escapatoria. La gente, incluso, es capaz de comprender lo increíble. La gente somos todos,  y todos deseamos dejarlo de ser, aunque sea para una persona, para dos o tres. Aunque sea por una noche. Aunque sea en Navidad. 

Besos y Bon Nadal a Tothom.

El recuerdo, como una vela, brilla más en Navidad

Charles Dickens


3 comentaris:

Valle ha dit...

Feliz Navidad para ti también Mek, aunque ya sabes que yo soy de las que despertaría el 7 de Enero. Me ha gustado mucho el post. Un beso gordo. Valle

Anònim ha dit...

La navidad es sólo otro instrumento letal destinado a destruir el verdadero espíritu del ser humano. Debilita, corrompe, hace vulnerable y, encima, nos saca los cuartos.

Anònim ha dit...

Valle te deseo entonces, un feliz despertar.


Un beso

La navidad, Franzl (imagino) es lo que cada cual vemos en ella, así que puede que sea todo esto que dices. O puede que sea todo lo contrario. Al final, para mi, es importante estar y dejo a un lado cualquier interpretación, excesiva o modesta, de lo que es en realidad. ¡Ya salió aquello de la realidad! Cada realidad modela un sueño, o más. Cualquier esfuerzo trae consecuencias. Estar, a veces, es un esfuerzo.

bon dia

(mek)