Hay recluidos tres miembros de las SGAE. Uno de ellos, su presidente Teddy Bautista. Están acusados de desviar fondos a empresas privadas relacionadas de una manera u otra con ellos. Ya se verá. Lo único que hemos visto, por ahora, es su poderío e insolencia, acunados por casi todos los partidos políticos y especialmente por la ministra Sinde. Nadie que se haya posicionado en contra de la SGAE, que yo sepa, niega a los autores el derecho que muy bien les pertenece, de cobrar por sus obras. Se ha intentado en cambio, poner en duda que estos derechos abarquen más de lo que sea lógico y no pisoteen otros derechos fundamentales de los usuarios. Se ha intentado imponer una lógica que significa no pagar por lo que no se usa y que se reconozca que cualquier usuario de internet, al menos en España, paga de sobras la utilización que hace de este medio de comunicación. Los miembros de la SGAE, o los que están a su favor, han argumentado cosas tan absurdas para “hacernos entrar en vereda” como ir a comprar a un supermercado y hacernos con un chorizo sin pagarlo. Entre ellos, entre los que han hecho este tipo de comparaciones desatinadas, está mi admirado artísticamente, Serrat. Lo lamento. Otros artistas de primer orden como Alejandro Sanz, han dicho otras barbaridades similares y muchos usuarios, mientras, hemos tragado ser tratados de cuatreros o de tener ladinos fines. No sé que saldrá de esta investigación. Lo único que sé es que cuanto menos, se merecen ser observados porque son ellos quienes han reclamado una y mil veces dignidad y doctrina al resto de ciudadanos para salir adelante en sus pretensiones. Soy de las pocas personas que creen aun en la justicia. En dos ocasiones me he visto evidenciada y salvada por una ley que se apoya en los hechos probados y no en suposiciones, intereses o emociones. No me queda más remedio, pues, que creer en ella. Por un lado me gustaría que ninguna de las acusaciones que hoy mantienen a los altos cargos de las SGAE bajo sospecha, fueran ciertas. No me sentaría tan estafada y me renovaría la ilusión de que “los artistas” siempre son coherentes con su obra. Por otro lado, mis pensamientos más subrepticios me indican que algo van a encontrar en estas investigaciones. Me rebelarían así, que sigue siendo bueno leer, escuchar música, mirar cuadros, creer en algunas personas o ver países desde una distancia suficiente que me escude de idolatrarlos. Ya lo he hecho anteriormente y casi me hundo en la admonición. La magia nos ayuda a elevarnos solo cuando sabemos el camino de regreso. Lo demás, existe, pero también existe para ponerlo en duda.
2 comentaris:
Muy interesante amiga, también creo como tu que hay que ser coherentes.
Un abrazo
Caly
Hola Caly! Gracias por pasar.
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