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Estoy leyendo un libro que trata del deseo de desaparecer, trata también de la relación continua del protagonista entre la realidad y la ficción, de cómo la halla, de cómo la persigue y de cómo la resuelve. No todos somos capaces de hacerlo, algunos, yo, bastante trabajo tenemos con leer y enterarnos de estas por escritores cómo Vila Matas. No se puede estar en un mundo y perseguir otro, o si se puede pero se termina vomitando al que sobra. He estado fuera unos días, más que nada buscando cierta dosis de tranquilidad, pero voy y me encuentro con una desasosiego que amenaza algunos momentos mi paz, es la inquietud de no tener nada que hacer, nada que resolver, nada que empezar, de mirar hacia el mar y sólo ver a los pescadores, de mirar hacia las flores y ver al jardinero, de observar a ésta extraña pareja y ver la miseria que los une, o hacia el distinguido dueño del hotel y ver a su mustia esposa. La angustia de no poder leer más de treinta páginas seguidas sin que se cierren los ojos, o sin que aparezca una vocecita muy peculiar reclamando a los que no están y me apetezca cerrar el libro antes que nada, y la inquietud acompañada de nauseas en la madrugada por haber cenado como cenan los ricos: plato entrante, segundo plato y postres, y todo ello servido con un buen vino y por dos atentos camareros. Eso es vida, aunque creo que ya no es mi vida. Y lo de desaparecer creo que es un deseo que no solo tienen los que han vivido el éxito de alguna manera, este deseo está en todos nosotros alguna vez, si bien, después nos entren las ganas de volver a aparecer aunque sea para tranquilizar a alguien que suponemos nos echa en falta en algún momento de su existencia. Al Doctor Pasavento, dice cuando no imagina, nadie le echaba de menos y era libre para desaparecer a su antojo durante días, meses, años.
Cuando haya calado algo más del libro, ya os contaré...
2 comentaris:
Ais, cómo echo de menos aquellos veranitos en los que no tenía nada que hacer... siempre pensaba y sigo pensando que con tiempo libre daría rienda a mi creatividad y a mis ganas de hacer cosas... pero en esa circunstancia, lo sé, parece que arrancar da más pereza aun que cuando el tiempo apremia y tenemos que ponerno, sí o sí, "aquí y ahora" para hacer una determinada cosa, porque dentro de un rato, mañana, otra nos mantendrá ocupados...
burguesito, burguesito...
Bon día;)
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