Delirios y mesuras


No solo es merecedor de admiración el entusiasmo, por mi parte, en ocasiones, lo envidio. Leo en distintos sitios opiniones llenas de éste, opiniones salpicadas de entusiasmo, esperanza y elevados a una aseverada consistencia, que algunas, incluso dan miedo. De todas maneras, expresar tal entusiasmo, no está de moda. Aquí, en éste país, mucho menos. Porque estamos acostumbrados a bonitos discursos que se rompen en trozos minúsculos pasados los intereses que los provocan. Estamos, también, acostumbrados a la falta de compromiso, y no solo en los altos puestos que desempeñan los que nos gobiernan, también a nuestra propia falta de compromiso en el día a día. Con esto, quizá, disculpamos a los que deberíamos impugnar con la idea de que todo es una comedia y nada es verdadero. O, por el contario, les atacamos sin compasión de pura rabia y por simple despecho. Me entusiasma el entusiasmo, igual que a un niño le convence la alegría después de una pataleta. Pero, no puedo ser entusiasta por naturaleza, quizá porque mis genes así lo han dispuesto, quizá porque he aprendido que a más entusiasmo más decepción. Las pocas veces que he desarrollado un cierto entusiasmo en algo, lo he comprobado. Después, has de hacer una larga y profunda reflexión para acomodar de nuevo tus emociones y encajarlas donde quede espacio y este espacio, es cada vez es más reducido y no admite excusas ni disculpas. No admite responsabilidades ajenas ni coartadas. No, la reflexión, la mesura, la balanza y el equilibrio no siempre son dignos compañeros como no son, necesariamente, malos compañeros los pelos en las axilas. Si tú sientes que Obama es la esperanza, has de expresarlo e intentar argumentar el por qué, aunque sea breve y confuso dicho razonamiento. Si tú crees que el mundo necesita líderes, obligatoriamente, y estos han de representarnos, está bien que escojas a Obama como tu líder y lo expreses. Si crees que son los israelís los que necesitan defenderse y que ésta es tu filosofía de vida, adelante, dílo con coraje y asume lo que defiendes. Si decides unirte a los que están en contra, también has de hacerlo con total dignidad y orgullo. Los argumentos, muchas veces, van apareciendo conforme avanza nuestra afirmación en cualquier aspecto. Avanzan con el compromiso. Es como echarse a nadar al mar y aprovechar la resaca. No, no siempre son malos los pelos en las piernas porque quien sabe de qué nos protegen, y, si decides depilarte, hazlo y alza los brazos al mundo. Ya llegará el día de explicarte el por qué lo hiciste y puede que hasta te comprendas.


2 comentaris:

Anònim ha dit...

El mundo aún no está preparado para caminar sin Dioses,llámense Obamas, Adailamas o que más da... pero tengo claro que algún dia lo hará, aunque por ley de vida, tambien soy consciente de que yo no estaré para verlo .

Hay algo en el ambiente que me gusta más que el propio Obama, y es que la gente tiene claro lo que NO quiere ...algo es algo.

Un beso.-

PD Por cierto, Obama está del todo interesante en la foto

Anònim ha dit...

mientras, Bea, seguiremos siendo espectadores en primera línea de un hecho histórico, dígase lo que se diga porque, se dice mucho en contra de la alegría que ha suscitado la elección de Obama, pero ¿Qué se hace? Es fácil hacer augúrios negativos cuando la cosa está tan complicada, mucho más fácil que disponer un gramo de esperanza. Pero, el mundo sigue a pesar de lo uno y de lo otro y mientras no sea perfecto, no está mal ir aprendiendo lo que lo hace imperfecto.

gracias por tu opinión. Petonets

rosa

pdta:una imágen bien tomada, sí;)