Derribar o derivar

Si lees un insólito relato donde la protagonista, o el foco principal de atención, es una rebéca, puedes pensar, a priori, que estas ante algo absurdo, o ante una pedantería por parte del autor. Res de res. Esta ante una fábula para adultos, una alegoría, o también podría serlo para niños ya iniciados en el ejercicio de la lectura. Desde una simple imagen que te impacta hacer una simbólica historia, es bastante corriente, otra cosa es en que procedan y hacia dónde se dirijan los pensamientos de quien lo expresa. Hay pensamientos derivados muy pelmas, muy complejos o muy contraídos. Los hay, sin embargo, entretenidos y bellos. Cargados de una dúctil sustancia y llenos de supuestos propósitos. Yo, cuando se mayor, quiero ser escritora de cuentos para adultos que no tocan de pies al suelo. Quizá no digan nada trascendental, puede que no digan nada, ciertamente, pero se aferran a un eco muy intimo que suena rítmica y convenientemente en algún rincón de nuestra razón… Tal vez, sea verdad aquello que aseveras, y que todos seamos precepto de alma. Sin embargo, no es menos verdad que metaforizar con una prenda de Armani o hacerlo con un selecto perfume, no puede ser bien acogido por alguien que no tiene ni idea de que es un Desayuno con diamantes, o de que, Casablanca, es algo más que el hogar de Obama. No mires al dedo, pues, te propongo que mires adonde apunta el dedo, si quieres ver algo más.