semi-ocultos en el aire, de esta enorme capital


Entre otras cosas, cuando viajé este pasado verano a Bruselas, entendí que había allí todo un tinglado que era insostenible. Hay veces que se ha de ver para creer y lo vi. La UE, es un tinglado inaguantable, insoportable, ilógico. Es un mundo en mayúsculas construido dentro de un sub-mundo que lo sostiene, pero que no lo entiende. Y no digo que no sea justificado que exista, puede que lo sea y sobre todo, puede que lo sea desde un punto de vista preventivo y de guardia. Pero ¿Y quién vigila a los vigiladores? Parece, según leo, que algo se está moviendo aquí, allí y en cualquier parte que impere el sentido común más que la inteligencia, porque esta, a veces se extralimita y no cuenta con la del resto, que impotente, observa pasmada tanta mezquindad. Parece ser, que los vigilados han llegado a un nivel superior a los vigilantes y estos últimos, han decidido que les valdrá más la pena mover el culo si no quieren quedarse sin asiento y sin culo. Bienvenidos sean, pues, cualquiera de los impertinentes filtros que van un poco más lejos y que descubren, en tono irónico o serio, lo que pretende ocultarse. Lo que se oculta en un mundo demasiado crecido, demasiado dilatado y antagonista que sigue succionando de una teta vacía, ya débil y muy castigada por un insensato sistema que abandonó su esencia, quien sabe donde y cuando...