Esta mañana, he leído algo bonito acerca del miedo y del dolor que me ha invitado a pensar. Acababa con una introversión a modo de pregunta: ¿Qué vida es esta en la que nos perjudica más el miedo que el dolor? Posiblemente, haya casos que sea así, pero no hay que confundir dolor y tensión. La tensión, que aparece cuando sientes miedo, es una muralla que te protege. El dolor, es algo que se instala y que tarda bastante en desaparecer sientas miedo al mismo tiempo o no. Sin duda, hay veces que el miedo no te permite actuar o te induce a hacerlo mal. Pero no es el miedo que causa el mal, si no la tensión incontrolada, la falta de serenidad para afrontarlo. El dolor, llega y se establece de distintas maneras, siempre físicamente y lo sientes en un brazo, en la garganta o en este lugar tan siniestro que no sabemos cómo llamar aún. Pero, en lo que si estamos de acuerdo todos, es en que, esté donde esté, no desaparece fácilmente. Es cierto que el miedo te soslaya de muchas experiencias y que de algunas perderás más que ganaras, evitándolas, pero también es cierto que te protegerá y te guiara muchas otras. Te instalara en un estado de tensión que te convertirá en menos vulnerable a lo que pueda venir, o a lo que acaba de llegar, es una barrera protectora que habrás levantado en años o en segundos. Puede convertirse en una fastidiosa compañía que sentirás, agudamente, en los músculos más sensibles de tu cuerpo hasta que alguien la descubra y decida a fuerza de masajes o, remedios más sugestivos, alejarla porque, sencillamente, es inútil para tu avance. Pero, exagerada o prudente, la tensión es necesaria. El dolor, es muchas veces estéril y nada sencillo de tratar. Los analgésicos, son remedios efímeros que lo minimizan pero no efectivos para toda clase de malestares. Por fin, hoy en día, la mayoría de médicos han acordado que disminuir el dolor es necesario y más beneficioso que reverso. Pero siguen habiendo dolores sin tratamiento. Es, este tipo de dolor que se instala en el lugar que aún no goza de consenso para ser nombrado: ¿Alma, estómago, corazón, mente? Ahí no hay pastilla que valga, solo el tiempo y tu voluntad, tiempo que siendo el mismo se te aflorara eterno, lo calmará y transformará.
Y la vida es, querida compañera de reflexiones, una manera de plantear, primero, y de explicar el viaje, después. Entremedio están la alegría, el dolor, y todos sus desagravios.
2 comentaris:
Estando (hace ya algunos años) con grandes contracciones de parto, la comadrona me indicó que, solamente yo podría pasar los dolores. Dicho en otras palabras "ajo y agua" para mí.
Y la puñetera tenía razón. Aunque también podría haber sido más afable, digo yo.
Sin embargo, el miedo va caminando por senderos víricos que a su vez contagian a todo aquel que se ponga por delante. Y lo que es inevitable.. que
arrastra con él, al temido dolor.
Un beso mek.-
P.D Me haces reflexionar... es por eso me gusta tu espacio.
Gracias, Bea ! De todo y de todos se aprende. Hasta de los que nos llevan la contraria, siempre, hasta de aquellas comadronas antipáticas y machungas...
petons i bon finde;)
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