Si sobra el tiempo y falta dinero...

Esto, es una historia que trata de una joven pareja de Málaga que han decidido ir a Barcelona un fin de semana. El chico, delgado, morenillo y pintor. Pintor de brocha gorda y sin apenas trabajo porque hoy, en las casas, se pinta poco y lo que se pinta se queda en casa, por aquello de no gastar más de la cuenta y a ver si somos ricos al final del año. Ella, fina, menuda, con una larga cabellera de rizos negros y aunque de frágil apariencia, hace sospechar un fuerte carácter. Los dos, están perdidos en un gran aeropuerto a la 00.10 de la madrugada y aunque no están solos, parecen estarlo. No es que no reconozcan donde están, porque aún no se han movido de casa, es que están debatiendo sobre el terreno a donde se dirigen, y éste, sí que es grande, comparado con su ciudad.
Se acercan a una señora, que debe ser catalana o puede que gallega, opina ella . Le preguntan si es de Barcelona, por aquellas casualidades, y la señora les responde que lo es. “La he ezcuchao hablar por el móvil” -dice él- Y le pregunta si podría indicarles que hacer para desplazarse a esta hora por Barcelona ya que su vuelo sale con bastante retraso.” Y el mío , también”, -responde la de Barcelona-. ¡Mira qué bien! Bueno, bien mirado no es tan contentos porque el vuelo se retrase, si no porque ya que están aquí, deciden, todos, aprovecharse de tal circunstancia ajena a su voluntad. Saca el chico un papel doblado en cuatro partes y le muestra el hotel que tienen reservado que está en la Plaza Cataluña pero que no le suena para nada a la catalana. ¿El Novotel , en la Plaza Cataluña? Va a ser que no y, lo es, cuando la señora echa un vistazo al papel. ¡Está mucho más arriba! Bien, lo mejor a aquellas horas sería coger un taxi piensa y les dice.” ¿Un tasi vale un paztón, no? “ -Dice él-. “ Bueno, un taxi del aeropuerto al hotel os saldrá por unos 25 euros, más o menos…”, “Puez no eh muxo!”- responde, él. “Po, zi “ ,dice la muchacha, que deduce que éste dinerito les hará falta en las próximas treinta y seis horas y deduce bien. Como todos ellos tienen mucho rato por delante antes de coger el último vuelo que sale desde Málaga, se citan en la puerta de embarque un poco más tarde.
“Yo, bujcaba un hotel cerca del Camp Nou, pero quedaban mu lejos del centro, azín que cogí este por internet penzándome que era en la plaza Cataluña” -Dice la chica- Vaya,…El chico resulta ser del Barça y ella le regala un viaje a Barcelona de dos días escasos con un parco presupuesto. El, nunca ha ido en avión y ella sí pero poco, y los dos no han estado antes en Barcelona con lo que se sienten muy paletos y lo dicen, más paletos que en su Málaga querida, pero tienen muy claro que entre otros lugares que quieren ir a ver está el Camp Nou.
Ser paleto, o sentirse un paleto no quiere decir ser idiota y la joven pareja no lo es en absoluto. Son, buena gente. De esa gente que no queda y si queda, queda muy lejos de la multitud que se ve y se oye muchísimo más. Y demasiado lejos de otros que se creen un mundo aparte. Agradecen dos, tres veces las extensas explicaciones a la catalana, que no les escatima porque hay tiempo. “Muxas gracias, muxas gracias, de verdaá, muxas gracias”. Ya están todos en el avión que sale con más de una hora de retraso, con interferencias porque un chico inglés y ebrio está armando mucho escándalo y un minusválido que no puede controlar el pavor de subirse al mismo avión que el chico, ebrio e inglés, decide tirar marcha atrás y no ir en éste vuelo.
La joven pareja, ya están en Barcelona. En una Barcelona, fría, ventosa y mu grande para el que la mira por primera vez. Han bajado del avión un poco más relajados y por fin deciden coger un tasi. ¡Menos mal! Piensa la catalana. “Que os vaya muy bien”, les desea. “Muxas gracias, pero, que muxas, muxas gracias, de verdá” -Repiten ellos-. Se van en taxi, se van contentos, se van más tranquilos porque se han encontrado a alguien con tiempo de sobras para explicarles un poco más de aquello que ignoraban, y además, se han tropezado con dos entradas a un partido que no esperaban ver, aunque en aquellas entradas, ciertamente, no estaba garantizada la victoria de su equipo preferido. Cuando la pareja se dispone de regreso a casa, al día siguiente, dejan algo en su hotel junto con los pases de futbol prestados. Es una extensa carta, es una epístola en toda regla, con buena letra, con buen concebir y de corazón. No lo sospechaban aún al escribirla, pero van a perder su avión de regreso a Málaga porque cogerán el tren equivocado hacia el aeropuerto y se encontrarán en Vilanova. Les esperan unas cuantas horas más de aeropuerto, de discusiones, de sentirse unos paletos, de soltar 210 euros de más y de estar, por fin, en su querida Málaga.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Málaga huele a diferente. Málaga es dueña de un cielo distinto a tdos los demás.

Na, pasaba a saludarte Mek.

Y me enganché a esta historia.

Un beso para ti.-

( Beatriz )

rosa ha dit...

Gracias, por el beso y por acordarte de pasar;)

petó