Atender, observar, aprender, ceder ante el silencio y este, delegar plaza a un silencio mayor cuando se interpone entre uno y el otro, entre tardanza y pausa, suspendida, la abstracción que revela sujetos, formas o designios, y otras veces, catequiza la propia torpeza. Recrearse en la pasión de todo lo que simboliza el equilibrio, es una ofuscación como cualquiera y cualquier obsesión perturba la inmunidad. Reparar lo que dices, pulsar lo que piensas, estabilizar lo que sientes, hacerlo con los matices de una estancia y con lo que te alimenta. Rodearte de proporción, aunque sepas que el vaivén nunca se detiene. Establecerla a tu alrededor en la medida que puedes y te lo permite, y en el momento y lugar más insospechado, ver brotar algo maravilloso y pensar que no se ajusta al paisaje. Recelar. Un jarro de Bohemia, puede ser el jarro más bello del mundo, pero, no encaja en el orden de tu estantería. Té detienes a mirarlo. Consigues deleitarte en la gracia de su cristal y palpas su textura y forma. Te corteja durante un tiempo efímero y lo has imaginado, incluso, ubicado en aquella librería que no tienes. Retrocederás para deponerlo en su lugar tras haberlo estimado fugazmente, para que luzca radiante hasta que llegue quien le concierte su particular orden. Has tenido suerte si has logrado detenerlo un instante en tu tiempo, o quizás, la suerte sea suya y sea él quien te haya apresado con su beldad y detalle. No es lo que cuesta el precio. Después, cada uno, tras el extraordinario encuentro, tendrá que regresar al lugar que le corresponde para mantener el equilibrio. Él, aguardando la proporcionada repisa, y tú, compensando el espacio que sigues hilando. Eres lo que haces, igualmente, eres lo que has dejado de hacer, y en cada estante existe una muestra de lo que eres. Sobriedad, exceso, proporción o desconcierto, enmarcaran detalle a detalle la sección de lo que lentamente has ido acumulando o separado. Todo lo que ves en ésta vitrina, cada día, no solo ostenta la edificación de tu compostura, también son la memoria de tus abandonos y polvo de tus máximas.
¿Sospechas? Luego, eres muy político
25.03.2010
Son las diez de la mañana y estas apunto de coger el bus. Para ir por la ciudad, el metro, el bus o las piernas son las mejores opciones porque además de ser medios sostenibles que ayudan a que la contaminación de la ciudad no esté peor de lo está, te libran de la dependencia del coche y del coste de detenerlo cerca de donde vas. Los que hemos renunciado a él para movernos por Barcelona, nos tendrían que suponer como obligados, no como tunantes. No crees que merezcamos una medalla o cualquier otro premio, ni que nadie tenga que ponernos un monumento, pides, tan solo, un poco de lógica y consideración.
Lo mejor es tener una tarjeta de diez viajes, conocida por T10 (7,85) , y si usas frecuentemente los transportes públicos, la TMES 1-zona ( 48,85). Hoy, subes al 33 y acto reflejo vas a introducir tu tarjeta para ficharla en la máquina, igual que los que te preceden o están esperando tras de ti. Tu mirada se dirige, inmediatamente, al mensaje que hay encima de dicha máquina y en letras muy visibles, aun si gafas:
- ET CREUS MOLT LLEST? *
-…Cóm dius, ..Em preguntes a mi?
Acto seguido, observas que tras dicha pregunta, hay una explicación con letra más ligera y pequeña que ya no te interesa, ni aquí, ni en ninguna otra parte cuando la pregunta es impertinente.
No te consideras demasiado lista, ni tan solo para saber quedarte tranquila por subir al bus sin pagar, pero, más lista que los que se han encargado de disponer esta campaña, sí. Y algo más que los que han aceptado dicha campaña y han decidido instalarla en los buses de Barcelona, también. Quien lee este mensaje, es porque se detiene ante la maquina traga tarjetas, si no, es imposible leerlo. Hacernos esta pregunta solo entrar al bus,a los que lo usamos frecuentemente, es de lo más estúpido que he visto en muchos años incrustado en los transportes públicos. Dicha pregunta, lejos de invitarte a pagar, te incita a pensar que eres el más tonto por haber pagado y a colarte la próxima vez, y manifiesta que ante todo, la desconfianza en ti es el antecedente, además de sugerirte muchas preguntas y una conclusión. :
¿No se os ocurre otra manera más efectiva de obligar a los que se cuelan? ¿Creéis que con encargar una campaña llamativa se cumplirá el hechizo? ¿Qué ha habéis hecho con los cobradores y revisores de transportes públicos ¿
- ET CREUS MOLT LLEST?
- Mes que tu, si, estúpid ¡-
* ¿Te consideras muy listo?
Son las diez de la mañana y estas apunto de coger el bus. Para ir por la ciudad, el metro, el bus o las piernas son las mejores opciones porque además de ser medios sostenibles que ayudan a que la contaminación de la ciudad no esté peor de lo está, te libran de la dependencia del coche y del coste de detenerlo cerca de donde vas. Los que hemos renunciado a él para movernos por Barcelona, nos tendrían que suponer como obligados, no como tunantes. No crees que merezcamos una medalla o cualquier otro premio, ni que nadie tenga que ponernos un monumento, pides, tan solo, un poco de lógica y consideración.
Lo mejor es tener una tarjeta de diez viajes, conocida por T10 (7,85) , y si usas frecuentemente los transportes públicos, la TMES 1-zona ( 48,85). Hoy, subes al 33 y acto reflejo vas a introducir tu tarjeta para ficharla en la máquina, igual que los que te preceden o están esperando tras de ti. Tu mirada se dirige, inmediatamente, al mensaje que hay encima de dicha máquina y en letras muy visibles, aun si gafas:
- ET CREUS MOLT LLEST? *
-…Cóm dius, ..Em preguntes a mi?
Acto seguido, observas que tras dicha pregunta, hay una explicación con letra más ligera y pequeña que ya no te interesa, ni aquí, ni en ninguna otra parte cuando la pregunta es impertinente.
No te consideras demasiado lista, ni tan solo para saber quedarte tranquila por subir al bus sin pagar, pero, más lista que los que se han encargado de disponer esta campaña, sí. Y algo más que los que han aceptado dicha campaña y han decidido instalarla en los buses de Barcelona, también. Quien lee este mensaje, es porque se detiene ante la maquina traga tarjetas, si no, es imposible leerlo. Hacernos esta pregunta solo entrar al bus,a los que lo usamos frecuentemente, es de lo más estúpido que he visto en muchos años incrustado en los transportes públicos. Dicha pregunta, lejos de invitarte a pagar, te incita a pensar que eres el más tonto por haber pagado y a colarte la próxima vez, y manifiesta que ante todo, la desconfianza en ti es el antecedente, además de sugerirte muchas preguntas y una conclusión. :
¿No se os ocurre otra manera más efectiva de obligar a los que se cuelan? ¿Creéis que con encargar una campaña llamativa se cumplirá el hechizo? ¿Qué ha habéis hecho con los cobradores y revisores de transportes públicos ¿
- ET CREUS MOLT LLEST?
- Mes que tu, si, estúpid ¡-
* ¿Te consideras muy listo?
Para un Incordio
28.02.2010
Es, insolente compañía que acude de vez en cuando a redimirte. Es, insistencia en la resistencia capaz de suspender el tiempo que sigue siendo inexorable. Viene, con el pretexto de descubrirte aunque almacena cuanto alcanza. Llega, y arroja con cierto recato y mucha disposición cuestiones que incomodan. El sexo, por ejemplo. El colectivismo, como paradigma antagónico a todo lo que te rodea o aspiras y, el albedrío del pensamiento. Cuestiones incomodas para considerar entre prisas, prejuicios y compromisos. Siéntese díscolo en un mundo subyugado y amante libertino en un océano de corazones encadenados. De vez en cuando asoma como quien no quiere la cosa para despertar pasiones entumecidas entre despechos, intereses y bostezos. Es, poniente fiel e impertinente que te planta por cualquiera y desaparece después para regresar con la misma idea que le hizo abandonarte porque no prosperó. Es, puente perceptible que resiste entre emociones subordinadas e ideas subjugadas, y cumple muy bien su objetivo: Incordiar. Por eso no cedes aunque consientes, por ello, sigues considerándole un necesario incordio y le gusta ser fustigo. Siempre va y no se retiene, como el rio que alimenta las orillas de un terreno caustico sin detenerse y se aleja sin advertirle. No le importa donde abandona sus fracciones ni lo que duran, sabe que su paso es jugoso y aleatorio. En cada viaje, abandona parte de su caudal y arrastra raudo polvaredas descompuestas que acabaran pasto de cualquier charco o mar, alimento de otros peces solapados que no saben, aún, que la meta se halla en el mismo lugar que el punto de salida. Es, hacienda de suplencias que excede tus límites y les autoriza un nuevo rumbo aunque siga siendo irrazonable alcanzarlas. Es, un estimado incordio.
Instinto
18.03.2010
Amén
Cuando faltan evidencias, en un bando y en el otro de la discusión, se instala la confusión y aparece el absurdo. Esto, también sucede cuando alguien pretende superar la línea del bien y del mal para instituir su criterio. Puede defenderse el disparate de la fiesta de los toros, puede defenderse lo contrario, pero, que en dicho debate se esgriman argumentos sostenidos por expertos, o que no haya ninguno, y sea el poder legislativo quien se eleve hasta donde alcance para actuar o no hacerlo teniendo en cuenta que aunque se trate de una minoría, ellos están para apadrinarnos a todos, minorías y mayorías, y no son todopoderosos.
Decía, Punset, ayer, en una entrevista con Buenafuente, que hasta hace muy poco tiempo, la ciencia defendía que en el lapso que precisa la meditación se hallaba la comprensión y se alcanzaba la sabiduría para poder tomar decisiones próximas al acierto. Aunque, hoy, que se conoce mucho mejor lo que sucede en el cerebro humano, se ha descubierto que no es así, y se puede afirmar que es el instinto quien nos mueve a las más acertadas decisiones. Desde luego, el escuchar estas afirmaciones de Punset, te hizo reflexionar en algunas cosas que a lo largo de tu vida has decidido impulsivamente y en las que te has detenido a analizar. Y puede que sean las primeras, efectivamente, las que te han llevado más lejos o, al menos, las que te han hecho evolucionar aunque sea por haber caído en el error y tenido que sobrellevar.
Cuando alguien te sitúa en el lado contrario a su moralidad y te exhibe su lado más integro para cuestionar el tuyo, o el de otros, normalmente, tu instinto se resiste. Esto es lo que sucede cuando escuchas a los detractores taurinos. Cuando no están ellos, tu intuición más elemental e impulsiva te conduce hasta su posicionamiento. Cuando ellos intervienen, tu reflejo rechina, se dispone a la defensiva y ellos son los repudiados.
Rogativa para la protección del ánimo:
Caballero Punset, parta hacia todas las tertulias de la radio y de la televisión para ofrecer unas breves y convenientes enseñanzas de ciencia, y no permita que sea el manejo, el oportunismo y la desvergüenza de algunos libertadores morales y otros cagamandurrias , los que ceben nuestro lado más animal.
Amén
Cosas que no entiendes
17-03-2010
La última parte de un debate en el que, ayer, Ramon Muntaner explicaba lo inexplicable. Porque al fin y al cabo, no se puede explicar el por qué una asociación privada da autores ha de imponer un impuesto a un fabricante de cintas y discos suponiendo que estos artilugios que utilizamos todos, empresas y particulares, van a acabar siendo presos de la piratería. Tampoco se puede explicar el que una residencia de ancianos haga uso del televisor para enriquecerse con ella ni que lo haga un estudiante al hacer una fotocopia de un texto para completar un trabajo, o una peluquería o tienda de alimentos para relajar el ambiente. No salió de la NO- explicación, y sus argumentos más argumentados fueron a modo de pregunta: ¿Por qué en otros países no hay este debate? Para responder a dicha pregunta, tendríamos que hacer una investigación muy estricta y conocer como aplican ellos dicho impuesto. Y sobre todo, señor Muntaner, tendría que saberse que el sueldo medio en Francia es el doble que el sueldo medio en España,en la que está incluida a todos los efectos, Catalunya. Donde no hay abundancia, hay quimera y usted, intelectual de bien, lo tendría que saber.
La diferencia entre usted, y los otros, no está en la falta de cultura, que puede haberla, indiscutiblemente, si no en la falta de información y sobre todo, en la falta de recursos. Usted y ustedes, imaginan que cuando yo compro un paquete de CD’s vírgenes, los voy emplear para copiar una de sus canciones o una película. Ya empezamos mal, porque lejos está mi intención de uso. ¿Quién es el indocto aquí, el que protesta o el que ignora adrede? En cualquier caso, usted es el listo y yo, quien tiene que patrocinar su estoicismo para que se apacigüe su suspicacia.
La otra, es la elección del Català de l’Any 2009 (catalán del año) que ha recaído en Josep Guardiola, al que aprecias y reconoces su valía, aunque te parezca inaudito que haya superado en votos a personajes científicos como Broggi, o a la imaginación y admirable perspectiva de Roser Capdevila, creadora de les TRES BESSONES (Tres mellizas) . Algo inaudito no es algo anormal, es simplemente, algo significativo y digno de estudiarse por quienes posean medios y tiempo para hacerlo. Mi opinión, es que a falta de religiones y revoluciones, están los que nos proyectan más allá de lo que somos capaces de hacerlo nosotros mismos. Unos, llevan años haciéndolo, otros, llegan y mojan. Es cuestión de suerte, también, y como no, de repercusión mediática e inmediatez efectiva. No te quejes ni te extrañes, ya que eres parte de una opinión inexistente que pasa de largo en los sondeos y sorteos.
Todo parece ser, al final, pretexto para festejar el tedio y llenar de contenido lo que no se puede, o se sabe, rellenar de otra manera. Seguiremos preguntando a la Bruixa aburrida, el porqué de tanto entresijo…
Todo un espectáculo
9-03-2010
Hay que empezar con lo extraordinario. No hay duda de que la naturaleza, hasta ahora, ha mimado y mucho a esta península que es el apéndice de un continente y la puerta trasera de otro. No hay duda que la ha consentido porque la ha considerado, hasta hace poco, la niña contraída y sufrida, aunque se haya familiarizado con la dolencia y transformado en ladina, a la que solo le faltaba un clima riguroso que sobrellevar.
Un día de intensa nieve es, en cambio, un espectáculo. Es, una estampa que te ilumina aun sin pilas. Es, un capricho del tiempo capaz de convertirlo todo. Cuando además, este fenómeno ocurre en una ciudad como Barcelona, es todo un acontecimiento que eleva el espíritu de los niños y de los que se unen a ellos para emular serlo durante un rato. Contemplar la fiesta, enaltece el ánimo por mucho que éste se empeñe en abrumarte. El tráfico se detiene, los niños, salen defendidos con guantes y bufandas a la calle acompañados por sus padres y revolverse en la nieve. Los adolescentes se olvidan hasta del ordenador, y por fin, salen a tomar el aire para hacer el asno y celebrar la presencia de la recién caída. El ruido es calmo y la visión, emotiva e inmaculada.
En el otro lado del espectáculo hay una tramoya que puede ser admirable o una calamidad. Hay, unas previsiones tomadas a chirigota hasta por los que la notifican. Hay, una desorganización que es culpa, al mismo tiempo que su disculpa, de una excepcional intemperie que dura menos de lo que dura un parto. Y existe, todo hay que decirlo, mucha inconsciencia. Mientras contemplas la fantástica estampa, los autobuses públicos y los privados, se retiran del escenario y dejan a la suerte de sus extremidades a sus incondicionales viajeros. Los coches particulares quedan a abandonados en cualquier sitio por sus dueños que huyen en cualquier dirección para hacer lo que tendrían que hacer siempre: ir andando. La empresa responsable de las autopistas, sigue haciendo uso de sus barreras a pesar de los formidables atascos que se han formado debido a la nevada. Caen 4 catenarias y cae el suministro de miles de consumidores, al mismo tiempo que se detiene el tren y los ciudadanos, impotentes y resignados, empiezan a ponerse en contacto con los únicos que les atienden: las emisoras de radio. Los políticos, desaparecen como por arte de magia igual que desaparecen los máximos responsables de Eléctrica España y lo hacen los guardias urbanos en la ciudad. Mañana, será otro día.
Para mañana, anuncian en la radio, se recomienda no viajar en coche, no llevar los niños a la escuela y no salir de casa si no es ineludible. Algunos colegios, entre siete y nueve de la noche, se emplean y llaman uno a uno a los padres de sus alumnos para anunciar la buena nueva.
Hoy, que es el mañana de lo que fue ayer, amanece un día espléndido. Gracias al sol , que decide echar una mano, y al turno intensivo de 4 sacanieves, la mayoría de accesos a la ciudad están en buen estado. No gozan de la misma suerte las aceras que parecen unas autenticas pistas de hielo y que muy bien podrían haber sido liberadas de parte de éste por los mismos vecinos que viven encima de sus jorobas.
Estamos de suerte, al fin y al cabo: Hoy, ACESA, da vía libre para pasar sin pagar a los pocos que pasamos. (Lo celebras, pero, no comprendes el motivo) Hoy, el alcalde, acaba de anunciar que no cobraran la sanción de tráfico a todos los coches que fueron abandonados ayer en cualquier distrito de Barcelona y que hoy han encontrado sujeta a su parabrisas una gélida multa. (al menos, comprobamos que los guardias urbanos no han sido fulminados por una enorme volva de nieve)
Mañana, no sabes si la suerte y el clima estarán de nuestra parte, pero, sabes que ACESA, Eléctrica España y Telefónica, no.
Sabes, que seguirán invirtiendo en cualquier cosa menos en renovar una retrograda infraestructura porque nadie ha sido capaz ni lo será de darles una buena colleja. La nieve se deshace mientras el mosqueo progresa. No hay nada que hacer que tú no hayas hecho antes, y mucho menos, no hay nada que esperar. Solo desear que tito-clima, siga siendo tan indulgente con nosotros como lo fue nuestra mismísima abuela.
Bona nit i bona sort.
Buena Noticia
Una noticia que está fechada en la prensa el día 3 de Marzo y no vi ni escuché hasta hoy:
“Nana Mouskouri, renuncia a la pensión que recibe por su antiguo cargo de eurodiputada en solidaridad a los recortes de gasto público que el Gobierno de Grecia está adoptando para afrontar su fuerte endeudamiento”.
http://www.elpais.com/articulo/agenda/Nana/Mouskouri/renuncia/pension/ayudar/grecia/elpepuage/20100303elpepiage_4/Tes
No me extraña que la noticia haya pasado desapercibida para que su gesto sea la alteración de un sistema apolillado en vez del ejemplo a seguir. Es muy probable, que a Nana M., no le haga falta este dinero para poder vivir dignamente, pero, es muy probable, igualmente, que la mayoría de los ex parlamentarios como la mayoría de aristócratas de este país, o de cualquiera, que cobran pensiones vitalicias estén en la misma situación económica que Mourkouri, o mejor, y ni les haya pasado por su conciencia renunciar al sueldo que perciben por haber sido una vez afortunados, astutos, o dignos elegidos para tenerlo. No me cabe duda, que Nana, es sabedora de que renunciar a 16.000 euros anuales, no aportará ni aliviará gran cosa la lesión mientras sea el único, y que si ha decidido mover un dedo para solidarizarse con sus compatriotas, es porque espera que otros beneficiados como ella, se adhieran a esta ejemplar contribución.
Es una lástima que noticias como esta pasen a segundo plano cuando deberían ser portada en todos los medios. Son, las noticias que hacen que sigamos confiando en que no todo está perdido y que aunque tímida y melindrosa, existe una conciencia colectiva que nos mueve a cambiar el rumbo de las cosas que se anquilosan porque nadie es capaz de admitir que están mal ni de señalarlas como injustas.
Si el periodismo de este país, estuviera más atento que dispuesto, sabríamos quienes son las sanguijuelas que lo consumen y donde se encuentran. En cambio, de tan cercanos a ellas que se disponen, acaban entendiéndolas, incluso, en muchos casos, terminan siendo sus aliados y cómplices. La disposición y la ambición de ser uno de ellos, es la que se impone y ahuyenta la voluntad de denunciar lo denunciable o de explicar lo que nadie explica. Para esta disposición, no hay ideales ni banderas, solo codicias, astucias y amiguismos y de momento, nadie con capacidad para estimular la conciencia ciudadana, se resiste a caer en su tentadora malla.
Proyectos verticales
5-03-2010
No sabes cómo llamarles porque son trepadores de fachadas y no son cuatreros, ni Santa Claus. Desde hace más de un año los ves colgados de unos delgados y fuertes alambres que los desplazan de abajo arriba y de arriba abajo con la misma naturalidad que tu subes las escaleras. En estas edificaciones, están a punto de acabar su trabajo en el que llevan entregados desde principios del 2008, y ya te has acostumbrado a su presencia. Hoy, suben por el edificio de al lado. Van muy bien equipados, cual escaladores del Annapurna, porque en este barrio, el frio es inmutable y el viento sopla sin caridad. Están acostumbrados a trabajar elevados y a la intemperie- comentaba uno de ellos cuando le tocó el turno a tu balcón-. Te sobresaltó un potente estruendo cuando aún no había ni amanecido. Medio adormecida, te incorporaste y enseguida escuchaste que alguien gritaba: “ ¡Juan, tira ya!” Esta exclamación te alivió de la alarma y te hizo caer en la cuenta de que eran los chicos trepadores los que estaban tras la persiana y no unos cacos. Mientras seguías atenta y te desperezabas, te invadieron mil pensamientos que rechazaste inmediatamente por absurdos. Al entrar en la cocina, abriste la ventana y creíste que lo mejor era desearle al muchacho que trajinaba con aquella masa de hierro oxidado, los buenos días y ofrecerle, si lo aceptaba, un caliente café recién hecho. No, muchas gracias-dijo- Y siguió con su trabajo después de explicarte que estaban muy hechos al frio y lo que tu sentías aquella mañana como irresistible, para ellos era normal. Lo viste evaporarse verticalmente, elevando una pierna después de la otra y saltando al vacio confiando en aquel alambre, en su compañero, y sobre todo, en sí mismo.
No sabes cómo llamarles porque son trepadores de fachadas y no son cuatreros, ni Santa Claus. Desde hace más de un año los ves colgados de unos delgados y fuertes alambres que los desplazan de abajo arriba y de arriba abajo con la misma naturalidad que tu subes las escaleras. En estas edificaciones, están a punto de acabar su trabajo en el que llevan entregados desde principios del 2008, y ya te has acostumbrado a su presencia. Hoy, suben por el edificio de al lado. Van muy bien equipados, cual escaladores del Annapurna, porque en este barrio, el frio es inmutable y el viento sopla sin caridad. Están acostumbrados a trabajar elevados y a la intemperie- comentaba uno de ellos cuando le tocó el turno a tu balcón-. Te sobresaltó un potente estruendo cuando aún no había ni amanecido. Medio adormecida, te incorporaste y enseguida escuchaste que alguien gritaba: “ ¡Juan, tira ya!” Esta exclamación te alivió de la alarma y te hizo caer en la cuenta de que eran los chicos trepadores los que estaban tras la persiana y no unos cacos. Mientras seguías atenta y te desperezabas, te invadieron mil pensamientos que rechazaste inmediatamente por absurdos. Al entrar en la cocina, abriste la ventana y creíste que lo mejor era desearle al muchacho que trajinaba con aquella masa de hierro oxidado, los buenos días y ofrecerle, si lo aceptaba, un caliente café recién hecho. No, muchas gracias-dijo- Y siguió con su trabajo después de explicarte que estaban muy hechos al frio y lo que tu sentías aquella mañana como irresistible, para ellos era normal. Lo viste evaporarse verticalmente, elevando una pierna después de la otra y saltando al vacio confiando en aquel alambre, en su compañero, y sobre todo, en sí mismo.
En dos días acabaron con los doce pisos que hay en el edificio y siguieron en los colindantes. Crees que cuando no les veas trepar más por estas blancas fachadas, los echaras en falta. Ayer, resguardado del fuerte viento que fustiga estos lares, uno de ellos, disfrutaba de unos espaguetis que surgían de una fiambrera que sostenía en sus manos, ahora, sin guantes. Uno de ellos, el que asomo por tu balcón, es muy joven y un plato de pasta lo pone en forma en unas cuantas horas. Juan, es algo mayor y hoy, que no lleva el casco, has podido observar mientras corría a recoger algo que no te has parado a observar, su desconfiada mirada y su larga melena que le confía la potencia de un Goliat en las alturas. Les queda poco que hacer en este barrio. Ha sido un largo propósito que está punto de finalizar y pronto, no formaran parte de tu espectáculo cotidiano. Cada día, al salir de casa o al volver a ella, los has visto colgados de un sitio o del otro, siempre con su casco de seguridad, su arnés y sus gruesas botas , preparados para ascender o descender, para arrancar o para incrustar lo que dará una nueva imagen a este complejo urbano. Los trabajadores de alturas, se irán a encumbrar otros proyectos y donde un día se estimuló una absurda fantasía, quedarán cientos de negras y flamantes lamas de aluminio.
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